» 30-08-2024

Lógica. 13. De la lógica proposicional a la de relaciones. “El hombre sin atributos”

¿Es posible que las proposiciones que sustentan primariamente el edificio de la lógica (proposicional) tengan los pies de barro? Hemos visto que una proposición consta de sujeto (del que se dice algo), el predicado que es lo que se atribuye al sujeto y la cópula  (en general el verbo ser, el nexo entre los dos primeros). Robert Musil “El hombre sin atributos” Austral, 2010 (1930-1942), nos propone un sujeto sin atributos, es decir un hombre ajeno a la lógica proposicional. De tal manera podría tildarse a la época en la que transcurre su novela: Austria 1913, a punto de estallar la primera guerra mundial y con un panorama geopolítico (que él mismo describe) como caótico. Los dos bloques hegemónicos: el imperio austro-húngaro y Prusia se reparten la Europa central (Austria, Alemania, Polonia, Hungría, Checoeslovaquia…) con no pocas fricciones culturales y geográficas. Identificada como kakania (Kaiser-licht und Köenist-licht: imperio y reino) se trata de dos monarquías absolutas en forma de imperios. El enfrentamiento entre Alemania (Prusia) y Austria (Austro-Hungría) es feroz. Una sociedad orgullosa de sus logros: la teoría de la relatividad (Einstein 1905) y la cuántica  (Plank 1900) ya han hecho su aparición; el inconsciente se estableció por Freud en 1899; Bool y Peirce había reformado la lógica en 1854 y 1880; Flaubert había sacudido la novela con Madame Bovary en 1857 dando una importancia inusitada a los detalles y a los personajes secundarios, rompiendo la estructura tradicional del relato. Los conceptos filosóficos de espíritu, conciencia, racional, ciencia, estan en plena evolución presionados por el inconsciente. El nihilismo nietszchiano es omnipresente tras su muerte en 1890.

 

El libro es una enorme reflexión (de la que se desprenden distintas teorías) de su tiempo, escrito después de la guerra y conociendo sus consecuencias. Estilísticamente se compone de  estructuras de planteamiento (descriptivo, diálogos, relatos históricos, sueños, pensamientos, casos judiciales, etc.) trufados de metáforas que conducen a nudos reflexivos (en los que el narrador, los personajes, o ambos ) a menudo se plantean teorías con bases científicas que servirán de base a nuevas reflexiones (apoyadas en nuevas informaciones) en un juego de muñecas rusas (matrioshkas) en el que las conclusiones son siempre provisionales y diferidas. Estas teorías se aplican al propio libro de modo que las reflexiones toman cuerpo en las nuevas informaciones. Es como si las reflexiones no pudieran culminar en una conclusión porque lo que falla es el método: la atribución al sujeto de propiedades o cualidades que no tiene, la mismísima lógica proposicional. La ironía y el humor se suceden continuamente como expresando que nada es serio o real, nada es suficientemente  consistente como para ser tomado en consideración. Los universales: conocer, pensar, actuar, vivir, son desechados en provecho de los particulares que se extienden en un abanico infinito, abiertos a todos los géneros, clases, culturas, educación, etc.  

 

Salvando las distancias el libro puede ser comparado al Quijote, pues si éste se refiere a una época de grandes cambios sociales (del feudalismo a la burguesía), artísticos (de la novela de caballerías a la novela moderna), de mentalidad (hacia la austeridad del racionalismo), contado a través de las andanzas de sus protagonistas de extracciones sociales e intelectuales diferentes y con grandes dosis de humor paródico, lo mismo puede ser dicho de “El hombre sin atributos” trasponiendo las épocas. Sin embargo la propuesta de novela-ensayo que hace Musil no tuvo el éxito arrollador que tuvo el quijote inaugurando la novela moderna. Todo lo que debe ser adivinado por el lector en el Quijote es explícito en la obra de Musil, las reflexiones y teorías se suceden sin tregua, nunca definitivas sino evolucionando y entremezclándose en una construcción gigantesca y circular. Si lo importante en el Quijote es la era que abre, para Musil es la era que concluye: la imposibilidad del racionalismo de explicar al ser humano; la imposibilidad de la lógica como explicación; el nihilismo de hallar solución alguna. 

 

Hay un pasaje especialmente significativo respecto a la construcción de la historia que se narra. Tiene forma de diálogo pero ninguno de los dos actores sigue la línea del diálogo que establece su oponente. Se entremezclan palabras, pensamientos, intuiciones, sentimientos anticipaciones, arrepentimientos, giros inesperados… Es el parágrafo 66: “De la conversación entre Arnheim y Diotima” (Musil 2010, 278) que transcribo “in extenso” con comentarios entre paréntesis.

 

“Arnheim llegó entonces precisamente de uno de sus viajes y se puso a disposición de Diotima; ella sintió su corazón aliviado. (Ha llegado el gran hombre. nada puede fallar. Todos los problemas se resolverán. A la acción de ponerse a disposición corresponde la sensación de alivio).

 

-“Hace unos días tuve oportunidad de hablar con el primo de usted a propósito de los generales” (se abre el tema de los generales que se origina en un diálogo con el primo) -le anunció él inmediatamente con el semblante de un hombre que indica una situación crítica-, pero que no quiere revelar de que se trata. (enuncia el tema pero lo abandona pues no quiere tratarlo). Diotima pensó que aquel primo suyo, con su espíritu de contradicción y falta de entusiasmo en favor de la gran idea de la acción, secundaba la peligrosa posición del general, (la enunciación hace pensar a Diotima que su primo secunda al general aunque no es lo que Arnheim ha dicho. La acción de enunciar produce la pasión -el sentimiento- de que el primo no colabora Arnheim prosiguió:

 

-“Yo no quiero exponer la cosa burlonamente en presencia de su primo -dijo él, y con estas palabras dio un giro a la conversación-, pero es asunto mío hacerle comprender a usted algo que, como profana, no puede conocer por sus propios medios: la relación entre negocios y poesía. (da un giro a la conversación -tras anunciar la acción que no va a realizar- para iniciar una reflexión - relación de ideas-sobre negocios y poesía) Me refiero al negocio en general, el negocio mundial al que mi nacimiento me predestinó; es una actividad afín a la poesía, tiene partes irracionales, místicas incluso; estoy por decir que los negocios tienen poesía de modo especial. Fíjese usted bien; el dinero es una potencia extraordinariamente intransigente.” (desarrolla el razonamiento, potenciando su papel de negociante, justificando su posición en aspectos desconocidos y brillantes del hecho de negociar)

 

-“Todo aquello a lo que el hombre se consagra con toda su alma está mezclado probablemente con una cierta intransigencia" -respondió Diotima algo indecisa, pensando al mismo tiempo en la primera parte de la conversación que había dejado incompleta (Diotima dice que entiende la relación de intransigencia, pero no es así puesto que la transpone -indecisa- del dinero al alma: la voluntad está teñida de intrensigencia. Por otra parte anota mentalmente que el tema de los generales ha sido abandonado por Arnheim)

 

-“Sobre todo, el dinero -repuso Arnheim inmediatamente -. (Arnheim reconduce la intransigencia al dinero, afirmando su exposición frente a la interpretación de Diotima) Algunos necios piensan que es un placer tener dinero. En realidad es una tremenda responsabilidad. No hablemos de las innumerables vidas que dependen de mí, de su suerte y destino que están casi representados en mi persona; permítame decirle solo que mi abuelo comenzó el negocio con el acarreo de basuras en una pequeña ciudad renana.” (continua la reflexión sobre los negocios desde el punto de vista de la responsabilidad. Abre el melón del negocio de las basuras)

 

Al oír estas palabras Diotima sintió un repentino escalofrío, cómo de imperialismo económico; (Diotima se sobresalta ante la mención de las basuras, que asocia con inmundicia) pero fue un equivocación (continúa el narrador), pues ella no estaba exenta de los prejuicios de su círculo social y como el negocio de la basura lo había asociado a la idea de un estercolero, según el sentido que se daba en su tierra a aquellas palabras, la valiente confesión de su amigo le hizo sonrojarse. (Pero se arrepiente de su prejuicio al ponderar la valentía de su amigo de tocar el tema. Es el narrador quien nos expone la situación del pensamiento interno de Diotima)

 

-“Con aquella empresa ennoblecedora de desperdicios (metáfora: relación de ideas) -continuó él- mi abuelo puso el fundamento al prestigio de los Arnheim. Pero todavía mi padre aparece como self made man; hay que tener presente que en cuarenta años convirtió aquella empresa en un negocio mundial. Había frecuentado únicamente la escuela de Comercio, pero comprendió de un golpe de vista el tinglado del mundo comercial; ahora sabe antes que nadie todo lo que es necesario saber. Yo he estudiado Economía y todas las ciencias habidas y por haber; a él le son desconocidas; es, pues, inexplicable como se las arregla para no equivocarse nunca. Este es el secreto de la vida sencilla, enérgica, noble y sana”. (Continua con el relato -relación de ideas en el tiempo- de la empresa y la grandeza  de su linaje, a pesar de lo inmundo de su cometido)

 

Arnheim había dado a su voz, al hablar de su padre, una unción desacostumbrada, reverencial, Como si se hubiera abierto una ligera hendidura en el tono sosegado de su instructivo discurso. (la mención del padre hace aflorar sentimientos ajenos al relato. Aún así el narrador lo considera un discurso, es decir, una imposición unilateral de ideas) A Diotima le llamó la atención. Ulrich le había descrito ya los rasgos del viejo Arnheim y le había dicho que era un hombre pequeño, ancho de espaldas, con un rostro huesudo y una nariz aplastada, vestido siempre con una chaqueta abierta por detrás como la cola de una golondrina, Y que colocaba sus acciones con la prudencia y frialdad con que un ajedrecista mueve sus peones. (El narrador nos indica que Diotima rememora las informaciones que sobre el padre le había proporcionado su primo Ulrich. La metáfora del ajedrez introduce una relación de ideas en todo equivalente a un pensamiento) Sin esperar respuesta, Arnheim continuo después de una breve pausa: -"Cuando un negocio adquiere expansión, como los muy pocos de los que estoy hablando aquí, no hay asunto de la vida con el que no esté enlazado. Es un cosmos en pequeño. Quedaría usted admirada si supiera sobre cuantas cuestiones (en apariencia comerciales) artísticas, morales, políticas, tengo que tratar en mis entrevistas con el gerente. Pero la empresa no apunta tan alto como en sus comienzos a los que yo definiría como tiempos heroicos. También para los negocios, a pesar de su prosperidad, existe un límite de crecimiento, igual que para toda la vida orgánica. ¿Se ha preguntado usted alguna vez porque ninguna animal, en la actualidad, supera la estatura de un elefante? El mismo secreto se encuentra en la historia del arte y en las extrañas relaciones de la vida de los pueblos, culturas y tiempos”. (Arnheim ensalza la grandeza cósmica de los negocios y destaca su relación con arte, moral y política, tanto como el misterio que lo enlaza con la biología, la antropología y la cultura. No solo ensalza el negocio de basuras sino también los negocios en general que equipara a lo más excelso del pensamiento)

 

Diotima se arrepentía de haberse asustado ante el tema del ennoblecimiento de los desperdicios y se quedó sin saber qué hacer. (Diotima vuelve sobre su error de apreciación al prejuzgar el negocio por su cometido ante la cósmica importancia destacada por Arnheim. No sabemos si aprecia la espiritualidad de los negocios en general)

 

-"La vida está llena de tales misterios. Hay poderes contra los que la razón es impotente. Mi padre está en comunicación con ellos. (ensalza -de nuevo- los negocios entre los misterios que escapan a la razón pero no a la comprensión de su padre, que está por tanto por encima de la razón) Pero una persona como su primo… -dijo Arnheim-, un hombre activo con la cabeza llena de problemas sobre cómo se podría cambiar y mejorar las cosas no puede comprender esto.” (y excluye a Ulrich de la comprensión de estos misterios… a pesar de su cometido de cambiar y mejorar el mundo)

 

A la segunda mención del nombre de su primo, Diotima dejó escapar una sonrisa, expresando que en Ulrich no cabía la pretensión de ejercer influjo algunos sobre ella. (Diotima reniega del influjo de su primo mediante una sonrisa. Es un mensaje codificado pero eficaz) La piel de Arnheim, uniforme, un poco amarillenta, lisa en la cara como el pellejo de una pera (metáfora), se enrojeció un poco sobre las mejillas. Sintió una maravillosa necesidad -provocada por Diotima desde hacía largo tiempo- de confiarse abiertamente a ella hasta en lo más recónditos de su ser. (Arnheim acusa recibo del mensaje enrojeciendo) Pero se contuvo nuevamente (está a punto de abrir su corazón a su amada… pero se contiene), tomó un libro de la mesa, leyó su título sin descifrarlo, lo dejó otra vez y con su voz acostumbrada, que en aquel momento estremecido a Diotima como el movimiento de un hombre que toma la ropa para vestirse, revelando así que había estado desnudo (Diotima intuye la situación de cuasi apertura), dijo:- “Me he apartado demasiado de mi propósito. Lo que tengo que decirle en relación con el general es que lo mejor que puede hacer usted es realizar lo antes posible sus propios planes y empujar nuestra acción aportando a ella el influjo de preclaras inteligencias y sus representantes calificados. Pero no necesita rechazar sistemáticamente al general. Quizá tenga buena voluntad; ya conoce usted mí principio de que no se debe perder ocasión de dotar de espíritu a una esfera de simple poder”. (Arnheim, tras disimular su desasosiego con el libro, retorna a la primitiva conversación sobre el general. El momento de comunión ha terminado)

 

Diotima estrecho la mano de Arnheim y resumió la conversación en esta frase de despedida:-"Le agradezco su sinceridad.” (Diotima agradece la sinceridad de Arnheim en una fórmula que lo mismo puede aplicarse a las opiniones sobre el primo, sobre el general, la confesión sobre el negocio de las inmundicias o la teoría cósmica de los negocios, que ensalza a su amigo a la categoría de ser espiritual, o a su fallida pero detectada apertura hacia ella)

 

Arnheim retuvo indeciso aquella tierna mano en la suya y vacilo pensativo un momento, como si se hubiera olvidado de decir algo. (Arnheim refuerza con la vacilación la sensación de que que la apertura de su corazón hacia su amiga está próxima). 

 

Y así acaba la cita. No estamos ya en una lógica proposicional (de atributos) sino en una lógica de relaciones. Hay tres sujetos activos: Arheim, Diotima y el narrador (que lo sabe todo y nos complementa el relato) y un sujeto elidido: Ulrich que aparece por referencias de todos los demás. Las relaciones (los verbos que enlazan los sujetos) pueden ser activas (emitidas) o pasivas (recibidas). Entre sujetos (acciones, ensoñaciones, suposiciones, lenguaje (hablado o corporal) o entre ideas: lo que entendemos como pensamientos (metáforas, descripciones ordenadas, relatos, emociones, razones, teorías, etc.). La distinción entre lo espiritual y lo material se desdibuja (como demuestra la espiritualidad del dinero y el negocio). El diálogo (intercambio) no es coherente se puede responder al lenguaje verbal con lenguaje corporal (sonrisas, enrrojecimientos, apretones de manos), y los tipos de pensamiento son intercambiables (relato, razonamiento, teoría…). Las ideas se mezclan con los sentimientos y emociones, e incluso se producen manipulaciones recíprocas. Los esquemas clasificatorios y divisorios se muestran como lo que son ardides para pensar, sentir, y actuar lejos de ajustarse a la realidad. La oposición entre material y espiritual estalla. Los atributos son formas de relación asépticos, neutros, extramorales. Dependientes de la voluntad, de la intención, del contexto. El retrato de una época convulsa queda así completado. Nunca las cosas volverán a ser igual.

 

El desgarrado. Agosto 2024.




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