» 05-07-2024

Los errores de la humanidad 2. El pensamiento único.

¿Somos lo que pensamos o hay algo más? De acuerdo con la distinción mente/cuerpo somos algo más: soma, cuerpo, el envase, el continente, la membrana, la parte material. ¿Cuando Descartes dijo pienso luego existo (je suis) se refería (debería haberse traducido) estrictamente a existir o quería decir ser? Para los españoles hay una diferencia específica entre ser y existir (estar). El ser es la categoría (sustancia) y el estar es el accidente: espacio, tiempo, posición, relación, cantidad, calidad… La metafísica apuesta por la ontología: el ser/sustancia como categoría principal y el resto como accidentes, acotaciones del ser, es decir: apuesta por la distinción que se hace en español entre ser y estar. Otros sistemas de pensamiento podrían apostar por otra elección de categoría principal, probablemente combinadas: espacio/tiempo/posición/relación sería un sistema “geométrico”. Otros mundos son posibles… pero está en éste. La metafísica está en deconstrucción y esas alternativas cobran especial importancia. La religión dividió el ser en cuerpo y alma convirtiendo la mente en trascendente y condenando al cuerpo a la animalidad, a la materialidad estricta. La metafísica expulsó de su ser las emociones y los sentimientos, no sabemos a donde. Spinoza trató de restablecerlos para la razón pero los racionalistas lo dejaron sólo. El giro lingüístico confundió la mente con el lenguaje. El estructuralismo -en su distinción entre el todo y la suma de las partes- abrió la puerta a la información como el plus que posee el primero sobre el segundo. 

 

La cuestión se reduce a la unicidad del Yo. ¿Somos un yo unitario? El concepto del yo como unidad es la membrana que nos separa del mundo y nos constituye como seres individuales. El sistema metafísico apuesta por la membrana: el individuo “es”, como separado del mundo (¡fuera panteísmos!) y de rebote establece la unicidad del ser. Tenemos el problema contrario al de Pocoyo: somos más de un yo… aunque sólo podemos ser uno. El problema de la la unicidad de Dios en la trinidad se revela más fructífero de lo que parecía. La siquiatría apuesta decididamente por la multiplicidad de yoes: yo, superyo, ello. Yo consciente y yo inconsciente. Pero también una división del yo consciente: la esquizofrenia. ¿De quien son las voces que abruman a los deprimidos y a los sicóticos?  ¿No es la conciencia la voz interior del superyo? Quizás el concepto de unidad es más complejo de lo que parecía. ¿La preponderancia (dominación) de un yo sobre los otros: una operación de borrado? Quizás la unidad -como la igualdad o la libertad- son un concepto límite, una tendencia definida por un fin inalcanzable, un camino. La composición de varios yoes, nunca conseguida pero ineluctablemente perseguida. Los varios yoes son distintas maneras de dividir lo sensible (Rancière), diferentes enfoques, facetas que nos parecen distintas pero que corresponden a una sola visión holística. La fragmentación no existe. Es causada por  el trabajo de nuestra mente de distinguir, separar primero, y clasificar (unir en clases) después. Esa es la idea de pluralidad/unicidad con la que trabajaré: un defecto de nuestra mente, una insuficiencia para integrar las partes en un todo, que solo se puede intuir como límite, como fin. Existe un yo único (como una igualdad o una libertad) pero no está al alcance de las posibilidades de nuestra mente.

 

Decía en la presentación que el pensamiento como medio de conocer (integrar) el. mundo en nuestro yo y la elección de un sistema específico de pensamiento eran las dos unicidades a que estaba sometido el pensamiento: primero logos y después metafísica. La distinción entre cuerpo y mente es la distinción entre material e inmaterial (¿materia y energía?) que desde Einstein sabemos que son dos manifestaciones (dos facetas) de una única realidad. La cosa se complica cuando hacemos de la mente algo trascendente: algo que sobrepasa este mundo para adentrase en lo meta-físico. Aquí no se contemplará la trascendencia, por lo que los conceptos material e inmaterial hacen referencia en última instancia a materia y energía. Tenemos la intuición que la materia se puede destruir y la energía no. No es cierto. La materia tampoco  se destruye puesto que los átomos son indestructibles. Como muestra la bomba atómica -el proceso de fisión nuclear- la materia se puede transformar en energía pero no destruir (aunque “se destruye” -en el sentido corriente del término- como tal materia. Por lo tanto, ambas materia y energía se degradan pero no se destruyen. El concepto “degradar” hace referencia a la utilidad, al aprovechamiento no a la existencia. Y esa utilidad depende del orden en que se halla: si ha conformado estructuras complejas puede degradarse a formas más simples de energía (menos ordenadas). Evidentemente como la energía no se destruye la complejificación de un sector implica la degradación de otro con el que está en comunicación. Este proceso se llama vida. En un mundo sin límites (sin membranas) la energía se iguala entre sectores (ficticios, no limitados). Este “orden” que mide la usabilidad de la energía se puede identificar con la información o con el plus que el todo tiene sobre las partes. Para la física termodinámica la medida de ese orden es la entropía. 

 

El cerebro (material) es un centro de transformación de energías de diferente grado. Veamos el proceso: los sentidos recogen en el proceso de percepción energías (acústica, lumínica, de contacto de concentración molecular…). La lumínica, por ejemplo consiste en ondas (fluctuaciones de energía) electromagnéticas. Las acústicas son ondas de presión. El olfato son concentraciones de moléculas en el aire de forma diferencial… Todas excitan a unos receptores que transforman la energía específica de cada sentido en impulsos químico/eléctricos que entran en el sistema nervioso residente en el cerebro (y sus estribaciones de los sentidos). Dentro del cerebro se procesan (combinan) estos impulsos en el proceso que llamamos pensamiento y que involucra otra vía: los impulsos internos como las memoria y todo tipo de informaciones. El pensamiento produce un impulso químico/eléctrico a través de las neuronas que  almacena la información, la contrasta hasta que finalmente la envía a los centros motores para inducir una respuesta muscular o de otro tipo. Resumiendo: el mundo exterior se transforma en percepciones que son recibidas por el cerebro en forma de impulso químico/eléctricos, son procesadas por la red neuronal -junto a impulsos internos de memoria u otros- y reconvertidas en impulsos salientes y finalmente en respuestas motoras. Ese es el proceso de pensamiento que introduce al mundo en nuestra cabeza para efectuar -en respuesta- una acción eficaz. No hay ningún misterio entre lo material y lo inmaterial. Nuestra primera unicidad es utilizar este proceso de relación con el mundo exterior de formas universal: el hardwere.

 

El segundo es el de escoger un sistema específico de relacionar informaciones para obtener respuestas. Es el sofwere y en la civilización occidental ha sido durante 25 siglos el sistema metafísico. Antes fue el pensamiento mítico/urbano y parece que en un futuro próximo será el sistema cibernético. Pero vamos al metafísico que parte de dos ideas fundadoras: existe una separación entre el individuo que piensa y el mundo y ese individuo es capaz de de entender el mundo. Son dos hipótesis pues no tienen porque ser ciertas. A partir aquí se erige la abstracción como modo de obtener universales de los cuales se extraerán las leyes que regirán el sistema. El sistema es racional por lo tanto basado en la lógica formal de la que toma tres principios fundamentales. El de identidad: cada elemento es igual a sí mismo, El de contradicción un elemento no puede ser a la vez él y su contrario; el del tercio excluso: entre dos elementos excluyentes no puede situarse un tercero. Estudia cuatro campos fundamentales aunque hay más. 1) matemáticas/aritmética: abstraído por la cantidad; 2) lógica abstraído por la verdad (absoluta); 3) la lingüística abstraído por el concepto; 4) y ética/política abstraido por la igualdad. 5) El sicoanálisis es abstraído por el género único y 7) la economía por la mercancía (equivalente universal del intercambio comercial); y el dinero (equivalente universal del valor). Estos campos se traducen en disciplinas específicas que utilizan lenguajes propios y se entremezclan de modo que son a la vez partes y todo del sistema. Por ejemplo la igualdad además de campo es la operación fundamental de los otros tres. La lógica y el concepto informan la matemática. De hecho cualquier disciplina se construye mediante la abstracción de equivalentes universales. La energía es el equivalente universal del mundo físico y una vez establecidas la equivalencia con la materia y las ondas, lo abarca completamente.

 

Tenemos el pensamiento como relación entre el hombre y el mundo, la metafísica como un (hay otros) sistema de pensamiento y por último -dentro de cada sistema- unos pensamientos específicos: los dogmáticos que excluyen cualquier otro: el pensamiento único. Es la ortodoxia, la exclusión de la disidencia, la dominación. La metafísica aún siendo un sistema de pensamiento ha sufrido un recorte en el mismo momento de nacer: el género único que lo ha conducido a que sea el pensamiento de los hombres y por tanto considerablemente machista. El Pensamiento femenino ha sido borrado antes de nacer de modo que solo se puede plantear como posibilidad. La metafísica le ha sido impuesta y -sin ninguna posibilidad de desarrollar su propio pensamiento- la mujer se ha sometido al pensamiento masculino. Para ello ha establecido una serie de adaptaciones que el pensamiento masculino entiende como irracionalidades. El micropoder consiste en desarrollar un sistema de poder en los espacios restringidos que el hombre ha dejado en manos de la mujer: el hogar, la educación y el cuidado de los hijos, el huerto (la agricultura personal), ciertas profesiones como la enfermería que era la manera de meter a las mujeres en la guerra. La mujer está más cómoda en la síntesis (contemplar el todo como origen de las partes) que en el análisis masculino (las partes como origen del todo). La mujer recela, además del pensamiento masculino, de la razón, pues sabe por experiencia que el hombre la usa para dominarla. Por ello se siente más cómoda en el campo de los sentimientos y emociones excluidos por el pensamiento masculino del logos. En los últimos tiempos el hombre ha empujado a la mujer a un campo insólito: el trabajo fuera de casa incumpliendo el pacto tácito de que el hombre se encarga de la defensa y la alimentación (por tanto del dinero) y la mujer del cuidado de los hijos, del marido y de los enfermos y ancianos. Dicho incumplimiento (junto a su negativa a colaborar -en justa reciprocidad- al cuidado interno) ha conducido a las reivindicaciones de la mujer de la igualdad: el feminismo. Hasta que el hombre incumplió el pacto la mujer se conformó. Ha sido el abuso del hombre lo que ha supuesto el cambio. El trabajo fuera de casa ha supuesto una revolución en el papel de la mujer en la sociedad y causa de su reivindicación. 

 

No sabemos si se desarrollará un pensamiento femenino pero es muy posible, porque la igualdad así lo exige. Pero no la igualdad de la mujer al hombre (la asimilación, el modelado) sino también la igualdad del hombre a la mujer (la reciprocidad). Como diría Despentes: la libertad. Las bases de ese pensamiento serían la síntesis, las emociones y sentimientos, el cuidado, la intuición, el diálogo, la paz, etc.: la metaética. El nuevo pensamiento no sería un pensamiento femenino -para oponer al masculino- sino un pensamiento de ambos, un pensamiento social de género, que respete las diferencias dentro de la igualdad fundadora. Ahora estamos en el pensamiento único no solo metafísico sino machista, dentro de una ortodoxia ridícula y sesgada. Como interpretan los políticos el pensamiento único lo sabemos bien: ¡“El que se mueve no sale en la foto”! ¿Es un error el pensamiento? no como concepto, como proceso. Es un acierto. En el desarrollo se producen desajustes. La gestalt estudió esas pifias. Platon negó la Mayor condenando la apariencia (lo que percibimos) al engaño y buscando la verdad intrínseca de las cosas en su interior: la idea, la esencia, y condenándonos al idealismo y al racionalismo como si la experiencia (siempre sujeta a la percepción) fuera una forma inferior de conocimiento. La metafísica sí es un error. Es cierto que no se pudo actuar de otra manera dadas las condiciones del pensamiento humano, pero su alianza con el género único la convierte en inservible. Y que decir del pensamiento único. Es la negación de la pluralidad y por tanto de la igualdad. El dogma es el error mayor directamente al servicio de la dominación. El pensamiento único es política (acción) y no pensamiento (cognición). El dogma es la palabra del tirano, la fuerza bruta convertida en idea.

 

El desgarrado. Julio 2024.




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