» 19-04-2020

Reflexiones tipográficas 230. Coronavirus: un baño de realidad.

En NY murieron en el atentado terrorista del 11S menos de 3.000 americanos. Fue una tragedia descomunal. En la actual epidemia han muerto en NY 17.671. Seis veces más. En el 11S, el culpable fue el terrorismo internacional, lo que sirvió para que se respondiera de forma inmediata y desproporcionada contra inmigrantes, islamistas, naciones petrolíferas, etc. Hoy, con el coranavirus, el culpable es el neoliberalismo cuyos recortes han impedido disponer de un cortafuegos contra una epidemia (transmisión de virus de animales a personas) que se conoce desde hace más de veinte años, una inexistente cobertura sanitaria universal y la estupidez de un dirigente (y de sus votantes) cuya principal línea de actuación es desacreditar a los periodistas, probablemente con el pedigrí de demócratas más importante de occidente, y cuyo máximo logro hasta ahora, es construir un supermuro para no ser invadidos por Méjico y desmontar el sistema de cobertura sanitaria orquestado -con gran esfuerzo- por su predecesor (que, por cierto, no cerró Guantánamo y apioló a Ben Laden con nocturnidad y alevosía).

 

Si de letalidad hemos de hablar (es de lo que se habla en estos momentos) es evidente que es mucho más letal el neoliberalismo que el terrorismo. En el caso de NY seis veces más… hasta ahora. Pero no acaban aquí las atrocidades. Nuestro adorado sistema capitalista (¡como si no fuera el único!) a desplegado todas sus argucias para conseguir que unos cuantos se forren con el dolor y la muerte de los demás en nombre de la libertad de comercio. Los agricultores cobran un 30% menos cuando los precios no suben en los puntos de consumo. El material sanitario multiplica sus precios por 30. Las farmacéuticas sacan sus medicamentos más caros para ver si pueden ser adecuados para combatir el virus mientras aceleran sus inversiones para obtener la vacuna del siglo. Evidentemente la bolsa vuelve a arruinar a los pequeños ahorradores de los fondos y los paquetes integrados en favor de los buitres (amparados por las leyes del gobierno) especuladores al minuto y las grandes corporaciones. Y por último, pero no al final, los políticos se pelean por conseguir votos, poniéndose palos en las ruedas, que es poner palos en las ruedas de los ciudadanos.

 

¡That’s entertainment! ¡Esto es el neoliberalismo! Es lo que votamos y lo que aceptamos pasiva o activamente. Hay que volver una y otra vez a la metáfora de Matrix. Somos el combustible del sistema. Carne de cañón. El contubernio entre el capital y los gestores (políticos, especuladores, gerentes de SA) está afinando la robórica para mandar a la calle y a la muerte a millones de trabajadores. ¿Cómo no pensar que este virus no es un ensayo general de lo que habrá que hacer cuando la robótica haga obsoletos a millones de trabajadores? No se puede aceptar (por el neoliberalismo) el espectáculo dantesco de millones de trabajadores vagando por las calles mendigando. Hace falta un ensayo general, un plan B. ¿Por qué apuntan a China como autora del virus: para que miremos la dirección y no el dedo. Es el dedo lo que hay que mirar. Incluso si no tuvieran imaginación para urdir semejante plan (lo que no es descartable), eso no quita que las consecuencias naturales del neoliberalismo sean las que se van a producir sin que hayan intentado ni la más mínima medida de paliación.

 

De momento el neoliberalismo va camino de superar al nazismo y al comunismo de Estado, en número de asesinados. Pero con una diferencia: a nivel mundial. La globalidad es así. Las muertes en África serán devastadoras porque no tienen medios (ni físicos ni políticos) para atajarlas. Los sesenta millones de muertos de la segunda guerra mundial quizás no estén a su alcance pero los seis millones de asesinados por los nazis no son una cota inalcanzable para el neoliberalismo. En cualquier caso es una magnífica operación de entrenamiento y habituación para que los ciudadanos se vayan acostumbrando a que se avecina una cantidad de muerto -sin guerra- como nunca se habían producido. Nada es casual pero si “non è vero e ben trovato”.

 

El desgarrado. Abril 2020.




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