Cuando Obama se enfrentó a Clinton (Señora de Clinton) los USAnos debieron decidir si tendrían el primer presidente negro o la primera presidenta. Decidieron que las mujeres podían esperar. Hay más votantes mujeres que hombres y en muchos aspectos USA es un matriarcado, pero un matriarcado acomodado al micropoder, consciente y subordinado a su papel de consorte, de compañera, sin aspiraciones de dar el paso al frente definitivo. Obama era negro y los USAnos (¡las USAnas?) prefirieron un presidente negro y hombre que a una mujer blanca. Posteriores elecciones (ocho años después) enfrentaron a Clinton (señora de Clinton) con el macho alfa de la ultraderecha y del despotismo. En este caso los USAnos (¿las USAnas?) decidieron por el macho alfa. La decisión se ha mostrado fallida. No solo las cosas no han mejorado sino que han empeorado. Y no hablo de economía (que va a su bola) sino de unidad y de coherencia. El terrorismo interno se ha instalado en el corazón de la democracia. El terrorismo ya no es una cuestión externa sino un problema interno… en un país plagado de armas.

Kamara Harris ha llegado a la vicepresidencia. Es la primera vez. Es como decir que todavía no había llegado el momento de una presidenta porque las cosas deben seguir su ritmo. Y su ritmo exigían que primero hubiera una mujer vicepresidenta. No hubo ningún vicepresidente negro pero es que no hubo tiempo porque una mujer amenazaba con asaltar la presidencia. Hubo que improvisar. Ahora ya el camino está expedito. La próxima candidata a la presidencia será presidenta. Otra cosa sería un serio fracaso para la democracia americana (Europa está llena de presidentas). No sabemos si Biden aguantará dos mandatos aunque seguro que Pfizer ya está trabajando en ello. Pero la primera presidenta de USA ya está en camino. El machismo insufrible de Trump habrá sido determinante para que esas mujeres que se autodisminuyen ante los hombres prefiriendo ser ayudantes que líderes, den el paso adelante que USA merece y el mundo también.

USA se enfrenta a una renovación sustancial. Han perdido muchos trenes y toca renovarse: una Constitución que se ha quedado vieja, una competencia internacional como nunca se le había opuesto, un escepticismo generalizado sobre su democracia, la imposibilidad cada vez mayor de resolver los problemas a cañonazos, la inmigración por el efecto llamada, una desigualdad galopante que desdice todos los eslóganes tradicionales, etc. Y probablemente esa renovación pasa por quitar testosterona a la presidencia. La evidencia de que no les queda otro remedio no nos priva de la alegría de saber que también USA se acerca a la igualdad de género y que pronto habrá una mujer al frente de los USA. T aunque las mujeres políticas están calcadas del modelo masculino sabemos que algo femenino siempre cala y que otras mujeres vendrán y avanzarán en el modelo femenino del poder. ¿Demasiado optimista? Es posible, pero haberme librado de Trump me ha dado un subidón. ¡Felicidades Biden! ¡Felicidades USA! ¡felicidades mujeres!

El desgarrado. Enero 2021.