» 07-07-2022

Reflexiones tipográficas 368. Dimite el payaso Boris Johnson.

A veces los políticos sacan lo peor de sí mismos. A pesar del extremo cuidado que ponen en que no se les escape nada. Para ello, no contestan a las preguntas, se aferran al argumentario, mienten, intoxican, critican al adversario, o le echan la culpa al culo, etc. Es el caso de Rajoy aludiendo a los hilillos de chapapote del “Prestige”, Sánchez Rof juzgando el síndrome de la colza como un bichito que si se cae de la mesa se mata, Guindos asegurándonos que el rescate de la banca: “no costaría ni un duro a los españoles”, Cospedal inventando el “finiquito en diferido, una simulación…” y los que dijeron que “habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades”, “los pensionistas de las subordinadas y preferentes eran especuladores” o los que sistemáticamente echan la culpa de todo a los ciudadanos (los accidentes de tráfico, los incendios forestales, la economía sumergida, el fraude fiscal, etc.). De las múltiples manifestaciones racistas y xenófobas de los fascistas no hablaré porque no caben aquí.

 

Jonhson (el gran artífice del Brexit y uno de los juerguistas más importantes de la profesión) se ha pasado la semana defendiendo su culo y la poltrona que lo sustentaba. Ha dicho de todo: que no podía hacer dejación de su responsabilidad en momentos difíciles (como si lo fácil fuera dimitir). Que representaba a sus electores (¡yo por mis electores, mato!). Que era una víctima objeto de persecución por una oposición descabezada (él, que se había cargado a los dos primeros ministros anteriores: Cameron y May). Pero la escalada de dimisiones de copartidarios (60) ha podido con él y, no sin desgranar argumentos cada vez más peregrinos, ha dimitido. Lo fastuoso del caso es verle defender su poltrona con uñas y dientes como si le fuera la vida en ello. Aún diría más: defendiendo su culo con el máximo énfasis utilizado en su carrera, incluida la intoxicación del Brexit. Es en estos momentos en los que queda patente lo muchísimo que les importa su poltrona y hasta que punto su culo es su vida.

 

UK no es como España. Aquí las adhesiones son inquebrantables (¡hasta que no!). El gran problema de la corrupción es que el que no es corrupto… los defiende. Taparse es ley, nunca nadie se manifiesta en ese sentido. El cuñadismo (nepotismo) es ancestral. Total: dimitir es un verbo ruso que no tiene traducción en España. En UK son los propios correligionarios los que expulsan a los ineptos y a los corruptos. Quizás por eso todas las dimisiones tienen que ver con escándalos sexuales, juergales, o sociales. En España es impensable una dimisión por cuestiones sexuales, morales, o juergales. Aquí se dimite “por orden”. Solo el jefe supremo tiene el poder omnímodo de dimitir a los demás (como corresponde a una democracia consolidada). Y por encima de todo, la imagen de unidad es inexpugnable, sobre todo en la derecha… aunque cuando se desmelenan… los dimiten exprés, como a Casado. La izquierda tiene una mayor tradición de disputas instentinas. Sin ir más lejos Sánchez gobierna sin el apoyo de la mitad de su partido. Quizás por eso, que se le oponga UP, su socio de gobierno, no le parece gran cosa.

 

Rajoy cerró filas con Bárcenas: “Luis, sé fuerte” hasta que este amenazó con tirar de la manta y entonces utilizó todos los recursos del Estado para amenazarle, robarle y desdecirle. Es ese el estilo cañí. Al ministro  Soria, tras evadir impuestos, exportar capitales a paraísos fiscales y mentir repetidamente, hubo que dimitirlo con tenazas, pues no veía razón para ello. A Billy el niño (conocido torturador franquista) nunca se le retiraron las medallas que le daban derecho a pensión. Y si bien el Emérito dimitió, a cambio se volvió intocable, no inviolable, sino intocable y con derecho a información privilegiada de Hacienda. Pero los recientes audios de Villarejo con Cospedal superan todo lo imaginable. Las cloacas del estado existen y las dirige Villarejo. Y desde ellas se

conspira -con recursos del Estado- contra ciudadanos y partidos. A veces los ingleses -a pesar de sus escándalos (a los que no son ajenos sus periodistas)- nos dan sopas con hondas.

 

No es fácil conseguir grandes payasos para la política. En Italia tienen mucha mejor tradición que la nuestra (inefable Berlusconi, Cicciolina, Gallo, etc). En España admiramos más el ascetismo y la ausencia de humor (los políticos solo resultan graciosos cuando hacen el ridículo). Quizás Rajoy fue un payaso a su pesar con sus frases incomprensibles de político de tercera (y orador de cuarta). Evidentemente hay que destacar a Trump, Bolsonaro, López, el coreano… aunque los buenos son los occidentales. Nos abandona un gran payaso: Jonhson y su indescriptible apariencia. Todos ellos representan la nueva política: todo apariencia y ningún contenido. En España tenemos a Diaz en la mejor tradición cómica y sin remilgos acerca de manifestar su fascismo de ultraderecha. Pero esto solo puede mejorar (en espectáculo). Pronto toda la política será una payasada. Los ciudadanos no están interesados y ellos, los políticos, son insaciables. Torrente amenaza con volver como político por la presidencia (Segura dixit). ¡A ver si mejoramos en el ranking internacional de payasos!

 

El desgarrado. Julio 2022.




Published comments

    Add your comment


    I accept the terms and conditions of this web site