» 08-10-2022 |
La tesis de “El planeta de los simios” es que seremos sustituidos en la escala evolutiva por los simios. Estos, lo harán copiando todas nuestras instituciones desde el ejército a la política, pasando por la religión. De hecho lo único que sustituyen es a los sujetos que dejan de ser los hombres para pasar a ser los monos. Los dinosaurios no se preguntaban que sería lo que vendría detrás de ellos en la evolución pero si lo hubieran hecho nunca hubieran imaginado que serían las musarañas (mamíferos minúsculos). La evolución es imprevisible para la razón (quizás porque es absolutamente empírica). Todos esos seres de cuerpos escuálidos y grandes ojos que supuestamente habitan otros planetas y nos vigilan no son sino burdas proyecciones de nuestros miedos (en este caso terrores) o de nuestros afanes de liberación. Porque nuestra sustitución evolutiva ya ha empezado (la evolución nunca puede parar so pena de no serlo) y la protagonizan las mascotas y en especial, los perros.
Cuando los perros (sea cual sea su linaje) se simbiotizaron con el hombre su aportación fue pastorear, vigilar y cazar. Aportaron lo que sabían hacer naturalmente. Pero su proximidad y su talante (proclive a aceptar la jerarquía en la que se integraban en las familias… justo detrás de los bebés) hizo que surgieran nuevas relaciones: el perro faldero: el perro compañía, el perro alegría, el perro que pasea a su dueño por indicación del doctor, etc. El talante social del ser humano se vio reflejado en un animal que aceptaba y respondía a esa relación con enorme eficacia. Dicen los científicos que incluso deformaron sus cejas para parecer tristes y forzar la empatía. En Bilbao (y lo cito porque es de donde los medios han destacado la noticia, pero que no será muy diferente que en otras localidades) hay más mascotas que niños. Y no es por el costo. Los perros tienen sus médicos, sus hoteles, sus comidas gourmet y dentro de poco sus derechos como seres vivos. Los perros heredan, tienen sus cementerios y son llorados en su sepelio como si de familiares se tratara. Porque se han convertido en familiares… y de primera clase.
Es evidente que el carácter social del ser humano encuentra reflejo en muchos animales, desde los delfines a los caballos pasando por todas las mascotas, pero los perros han conseguido un puesto especial… a pesar de que existan expresiones como “hijo de perra” y bocadillos como el perrito caliente. Pero eso se arreglará. Pronto se declarará vejatorio para un ser vivo y se prohibirá. Dice Harris que la primera regla de las mascotas es que no se comen. Se mire como se mire es un pacto de no agresión unilateral (las mascotas, sí se comen a los humanos) nunca visto en la naturaleza entre especies distintas. Cariño, cuidado, protección, comida e incluso un puesto en la sociedad por encima de muchos humanos. En una reciente encuesta en la Sexta se preguntaba si salvarían antes a su mascota que a un humano desconocido. La respuesta era terrible (¡o, no!): la gran mayoría reconocían que su amor por su mascota superaba el amor por la humanidad (porque los consideran humanos… añadían los más avergonzados.
Que millones de niños mueran de hambre mientras millones de mascotas comen gourmet no parece tener mucho sentido, pero el roce hace el cariño y esto no es una cuestión de justicia sino de amor. Ese ser humano que los tratados tildan de racional e individualista es en realidad emocional y social, y esas emociones y esa socialidad pueden, perfectamente caer en cualquier compañero aunque sea canino. Los filósofos han retratado a nuestra especie con unos caracteres reflexivos y egocéntricos que, en estos momentos en que se tambalea la metafísica, se cuestiona fuertemente. La depresión -en especial- y la enfermedad mental empiezan a hacer estragos en una sociedad que se retrata a sí misma como racional pero que vive como profundamente emocional. El cine, la literatura, la música lo saben y nos dan nuestra ración diaria de emoción. Pero el campeón es el amor, que se produce al margen de toda racionalidad, Aunque hay que citar también al humor, al candor (nuestra pasión irrefrenable por creernos todo lo que nos dicen). Somos animales solidarios, altruistas, generosos y sobre todo sensibles (y ahí incluyo al amor). El amor a los animales está denostado por la razón (zoofilia le llaman cuando no perversión) y sin embargo hay más bilbaínos que aman a sus mascotas que a sus congéneres. Bilbaínos nada sospechosos de ser sensibles.
Quizás la evolución se ha acabado, no físicamente (que continuará hasta el holocausto nuclear… por lo menos para los humanos) pero si informativamente por cuanto sus velocidades de progreso relativas son estratosféricamente distantes y por tanto incomparables, inconmensurables. El horizonte parece recto y es curvo. Lo mismo le pasa a la evolución: es incapaz de mostrarnos su curvatura, su variación. Pero no es un problema físico sino de percepción (informativa). El siglo XX estuvo lleno de afirmaciones que anunciaban el fin de la física. Se había llegado al cabo del conocimiento. Si así fuera (que no ha sido) la evolución se habría acabado. ¿A que más se puede aspirar que a conocer el mundo? Hataway nos contesta que a la fusión de las especies y de los humanos con las máquinas (“Manifiesto ciborg”). A la simbiosis de los humanos con las mascotas. No es tan extraño que después de la fisión (la diferenciación de las especies) se imponga la fusión (las simbiosis). Tampoco es extraño que la propuesta venga de una feminista. ¿Una forma distinta de pensar es posible? Mi respuesta es sí. Y es feminista.
Si no a los perros diseñando nuestro destino, dándoles de comer, cobijo, amor, llevándolos al médico i recogiendo su mierda, no es tan difícil pensar en que el estadio próximo de la evolución es el ser humano-perro, o el ser humano-máquina (el ciborg). Quizás el perro nos ha devuelto la sensibilidad que nos robó la metafísica, quizás el nuevo estadio de la evolución será la autoconciencia de la sensibilidad. ¿veremos a los filósofos y a los científicos abriendo chiriguitos de consulta sentimental? Mas verdes las han segado.
El desgarrado. Octubre 2022.