» 03-01-2023

Reflexiones tipográficas 379. 2022. El balance.

Estamos tan acostumbrados a que cada año sea un desastre que la única sensación que nos embarga cuando se acaba es la del olvido más férreo y la esperanza en un cambio que nunca llega. Sin embargo este año ha sido crucial. Explicaré lo de crucial. Hay años desastrosos… simplemente. Pero hay años cruciales cuando ademas de desastrosos son decisivos para la marcha de la humanidad. Este 2022 ha sido crucial y vamos a verlo.

 

Democracia. Empezamos el año con un golpe de estado en USA. Nadie quiso comentarlo porque la enormidad del hecho de que la primera democracia del mundo fuera golpista era algo que no se podía afrontar o que no se podía creer. Lo positivo es que ha habido una respuesta soterrada pero firme, Trump está siendo acorralado y los golpista están siendo puestos a disposición judicial. Pero eso no contradice que la primera democracia del mundo esté sometida a los mismos avatares que cualquier república bananera. En España también hemos tenido nuestro golpe de Estado. El PP -desoyendo la voz del pueblo manifestado legítimamente en la urnas- ha bloqueado la renovación del CGPJ y del TC -desoyendo el mandato constitucional imperativo- en una acción absolutamente golpista que busca imponer por la fuerza a sus candidatos en el poder judicial negando la separación de poderes. Porque lo que subyace es el control del poder judicial por parte de un partido -que en su mesianismo redentorista- desprecia la Constitución. El control previo del Parlamento ejercido por el poder judicial (a su vez controlado por el PP) para evitar una ley que desbloqueara la situación ha sido la guinda que colma el vaso del golpismo del PP.

 

Sanidad. El Covid. Aunque ya va para tres años no acaba de irse. Es evidente que hemos conseguido que los virus muten de los animales a los humanos con resultados catastróficos. Hemos asistido a la ceremonia de la confusión propiciada por el PP en Madrid. Con la mitad de todos los muertos geriátricos de España, se negó la asistencia a los enfermos condenándolos a muerte en un holocausto siniestro e innecesario. Se construyó un hospital sin servicios ni personal a mayor gloria del autobombo de Diaz Ayuso que nos suministró otros momentos inolvidables como la libertad de tomar cañas o la de no encontrarte con tu ex por las calles de Madrid. El populismo ha llegado con esta dirigente a cotas impensables. Todo se resume en decir estupideces sin sentido mientras no se hace nada o se hace mal. El tráfico de influencias del hermano de la Diaz traficando con mascarillas no es sino la guinda que remata la astracanada. El Covid -lejos de ser una emergencia nacional- es un subterfugio para que ciertos políticos consigan sus turbios propósitos. La administración ha dado por terminada la emergencia simplemente cambiando de tema, pero no solucionándolo. En China la estrategia de Covid cero se ha mostrado fallida. Hay que convivir con el virus y eso quiere decir una política proactiva de combate continuo. Lo que poco tiene que ver con cambiar de tema.

 

Capitalismo. Economía, la inflación. La destitución de Liz Truss. A parte de la guerra (de la que luego hablaremos) este año nos ha traído el retorno de la inflación y un cambio significativo en la marcha del capitalismo: la destitución del populismo. En los ochenta Thatcher y Reagan instauraron el ultraliberalismo mediante una alianza de los políticos y los empresarios de favores mutuos: el intercambio de leyes favorables por una parte del pastel (puertas giratorias, prebendas, puestos en consejos de administración…) La desaparición de los sindicatos, el asedio a los derechos laborales y la desigualdad fueron el resultado. Pero la consecuencia política del contubernio fue el populismo y el ascenso de payasos como Trump, Johnson o Bolsonaro al poder mediante la manipulación de la opinión pública. La gota que derramó el vaso fue Liz Truss proponiendo arreglar la economía bajando los impuestos. El capitalismo reaccionó inmediatamente cesándola fulminantemente. ¿Es el fin del populismo a manos del capitalismo? ¿Es una nueva reinvención del capitalismo? Pronto lo sabremos, pero da la impresión que sí. La inflación (los precios desbocados) ha sido un mecanismo del capitalismo para controlar los derechos laborales, junto a las crisis económicas. Se trata de subir los precios y no subir los salarios. El beneficio empresarial se mantiene y la clase trabajadora pierde poder adquisitivo. Y más si añadimos la subida de los tipos de interés que en nombre del control de los precios suben la hipoteca de los trabajadores. En una palabra: el coste de la crisis lo pagan los trabajadores.

 

Concierto internacional. Guerra en Ucrania. Putin ha decidido que su legado al mundo será la reconstrucción de la URSS, esta vez sin socialismo y sin repúblicas (sustituidas por una Rusia todopoderosa). El desmantelamiento de la URSS supuso el reparto de sus haberes (el poderoso estado soviético) entre una serie de oligarcas apoyados por Putin. Rusia ya no es un estado comunista sino un estado capitalista en estado puro. Pero la derechona sigue diciendo que son los comunistas mientras buscan otro enemigo con el que aterrorizar a los ciudadanos. Como hicieron con ETA (a la que negaron y niegan su desaparición) el comunismo debe mantenerse ficticiamente para sus fines. Lo que debía ser una guerra relámpago se ha institucionalizado, se ha enquistado y su solución va para rato. Las mismas malas artes que Putin utilizó para boicotear las elecciones USA o el referéndum del brexit son utilizadas ahora par intoxicar la opinión pública. Los civiles son rehenes de guerra, los bombardeos se dirigen a sus posesiones, se miente descaradamente sobre los motivos y la realidad de la guerra (“operación militar”) en ese nuevo populismo que lo impregna todo.

 

Ecología. El precio de la energía. Mientras la mayoría de los países niegan el cambio climático y la necesidad de un cambio de modelo energético, los dueños del petróleo utilizan su recurso como arma económica. Putin ha esgrimido el gas y el petróleo para intimidar a la UE. Si el modelo hubiera cambiado hacia las energías alternativas lo que está pasando no hubiera pasado. Rajoy desmanteló el programa de energías alternativas de Rodriguez Zapatero simplemente para favorecer a las energéticas españolas. En un país en el que la factura de la energía se come el 10% del PIB, aquel programa era de vital importancia. Pero el contubernio políticos-empresarios exigía que cada cual cumpliera su papel y el de Rajoy fue poner el culo a las energéticas, esas energéticas que no han dudado en vaciar los pantanos para cobrar la energía hidráulica a precio de gas, en subir los precios de la energía desmesuradamente y de oponerse a cualquier ventaja para los consumidores. Lo de “después de mí el diluvio” ya no es la bandera del absolutismo monárquico. Es también la bandera de las empresas de los poderes fácticos.

 

Hay más pero no es para hoy. Ha sido un año importante en cuanto a novedades pero todas se pueden resumir en una: populismo. Debería ser la palabra del año.

 

El desgarrado. Enero 2023.




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