» 29-05-2020

Reflexiones tipográficas. ¿Qué pasa con Sandra Sabatés?

Sandra Sabatés es feminista o por lo menos filofeminista. Nadie impulsa una sección que se llama “Mujer tenías que ser” a no ser que se en encuentre en una de esas situaciones (desde luego la Sexta, no). Como tal las imposiciones de vestuario como hombros descubiertos o escotes (no hablaré de minifaldas o taconarros porque raras veces se levanta de la silla) no van con ella. Al principio de trabajar con el intermedio vimos el rifirrafe que tuvo con la cadena para que se doblegara a sus designios. Escotes: nunca y hombros desnudos: ahora sí, ahora no. Por otra parte no es la alegría de la huerta. Se toma su trabajo con extrema seriedad y considera que su sonrisa es suya y no está al servicio de la cadena (¡que buen nombre!). Los chistes de Wyoming no le solían hacer gracia aunque tampoco tenía mal feeling con él. Pues bien todo esto se ha acabado.

 

Sandra sonríe, casi sin razón, se escota y desnuda sus hombros con asiduidad, se ríe con los chistes de Wyoming y el otro día ¡salió con una camiseta de tirantes! O ha descubierto la maría o está enamorada. También podría ser que le hayan hecho un contrato fabuloso, pero eso en la Sexta no es posible. Yo, por mi parte estoy encantado. Ya la admiraba, pero descubrir que es risueña y que no le importa ir mal tapada es el colmo de lo que le habría pedido a la virgen si fuera creyente. Ya se que soy un guarro -como casi todos los hombres- pero  eso es algo que tenemos que ir aceptando. Esa monserga de que los hombres somos de piedra no tiene sentido, como no tiene sentido que en nombre de la masculinidad desbocada nos pasemos ni un pelo. Habría que ir poniendo las cosas en su sitio. Ni un solo hombre no se estremece ante el espectáculo femenino. Lo que evidentemente no le da derecho a nada, pero tampoco hay que caparlo. Admiro a Sandra, su cutis de porcelana, su presencia rotunda, su sonrisa macarra y ya no os quiero contar cuando se pone de pié. Se nota que viene del deporte.

 

Reitero: admiro a Sandra por su profesionalidad y por su físico, e incluso diría que por ambas cosas sin hacer distingos. He denunciado la política de la cadena (¿perpetua?) que “sugiere” la cantidad de carne de las profesionales, que debe quedar a la vista del público,. Ellos saben que los hombres somos unos guarros y se aprovechan. Pero yo no dejaría de ver un programa que me gusta por los centímetros de piel a la vista. (¡Aquellas inefables Mamachicho!).  No nos echéis la culpa a los babosos que somos inofensivos. Somos esclavos de una biología que en su momento pensó que esta era la mejor solución. Luego vino la sociedad y tocó envainársela. Así es la vida. Admiro el “mee too” porque pone los puntos sobre la íes. Sobre el productor y no sobre el espectador. Durante años se ha denostado al segundo callando sobre el primero. Woody Allen o Roman Polansky son grandes artistas pero también son delincuentes. En nuestra sociedad no se puede permitir que se traspasen determinadas líneas.

 

En fin, debo estar asustado porque me estoy defendiendo. El asunto de hombres y mujeres es un asunto personal pero en el que no cabe la violencia. Ni física, si síquica, ni acoso, ni intimidación. No cabe -como ha cabido siempre- la dominación. Por lo que a mi respecta os pido perdón no solo por la Historia sino también por mi mismo, que alguna vez he ejercido de machito y de lo que me arrepiento sinceramente. Y como el rey, Rajoy o Iglesias, no lo volveré a hacer. Sandra: si es amor que dure, porque te sienta muy bien, si es otra cosa, que sea para bien, desde nuestra condición de colegas en la especie humana, me alegro.

 

El desgarrado. Mayo 2020.




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