» 22-03-2020

Señoras y señores 40-6. Haraway. Pensamiento (¿sistemático?).

El pensamiento de Haraway es un pensamiento continuo (que fluye suavemente entre sus diferentes unidades) que no puede ser separado en secciones, pensamiento que ella llama integral por oposición al binarismo típicamente metafísico (pares de oposiciones que se resuelven en la preponderancia de uno de los pares). En este sentido se aproxima al pensamiento de la diferencia (que en vez de resolver los pares de oposiciones los contempla en su diferencia). Pedagógicamente conviene separar su pensamiento en secciones aunque ello suponga desvirtuarlo, pero lo continuo es muy difícil de entender si no lo separamos en partes. La mente que hemos adquirido evolutivamente es la que es y adora las particiones de lo sensible y las clasificaciones. No en vano el pensamiento del “hombre” es análitico-especulativo y no olvidemos que estamos estudiando el pensamiento femenino con las herramientas diseñadas por el pensamiento masculino. Tómese, pues, esta división en secciones como un artificio pedagógico que en un momento posterior a la exposición deberá fundirse en una concentración eficaz (como ella misma considera a lo holístico). Pero esa concentración (que podríamos caracterizar como el pensamiento femenino) no aparece en el análisis sino en una síntesis posterior.

 

Las cuatro secciones en las que vamos a diseccionar (con el peligro de matarlo como ocurre en toda disección) su pensamiento son a) la oposición a la metafísica, b) epistemología, c) el pensamiento madre y d) ecología.

 

a) La oposición a la metafísica. La metafísica es la convicción de que el hombre es un ser separado del mundo y que puede comprenderlo. A esta separación Haraway le llama la excepcionalidad de lo humano. “Soy una acérrima detractora del excepcionalismo humano, de la separación entre naturaleza y cultura, y de la apropiación de la naturaleza por parte de la cultura como creación del hombre. Esa concepción de la domesticación en virtud de la cual los seres humanos crean o rehacen la naturaleza con finalidades humanas… Esta manera de pensar ya no es viable para mí” (Haraway 2020, 64). Atiéndase a que no solo existe una separación sino que además hace referencia a un único género (el masculino) y una capacidad omnímoda de comprensión (el pensamiento masculino). La metafísica es un traje hecho a medida al hombre (el hombre es la medida de todas las cosas)..

 

Pero la metafísica no acaba ahí. Además divide el mundo entre apariencia evidente y esencia oculta que debe ser desocultada (aletheia, verdad) para conocer el mundo. El método para esa desocultación es la ontología, la paralización, detención, disección del ser al que se le priva de su condición de devenir, cambio y progreso como única manera de poder alcanzar su conocimiento. Y todo ello en un escenario de espacio tiempo inmutable en el que se desarrolla el mundo. El sistema de la metafísica es la abstracción-universalización-ley, asentado firmemente sobre el principio de no contradicción aristotélico que impide que las cosas se contradigan (la ternura común por las cosas hegeliana) que opera sobre pares de oposiciones (cuerpo/mente, sentimiento/razón, femenino/masculino, naturaleza/cultura…) cuya contradicción se resuelven en la preponderancia de uno de ellos: mente, razón, masculino, cultura… ¡Mala suerte chicas!

 

A estos pares de oposiciones Haraway le llama el binarismo. “El ciborg, mi cyborg, representaba la explosión simultánea de las relaciones más allá del binarismo, y eso incluía las máquinas cibernéticas. Pero también las entidades vivas y las que no lo son, las orgánicas y las inorgánicas, los animales y los humanos, las plantas, y los animales y los hongos” (Haraway, 2020, 48). Respecto a la esencia/basura es de destacar la lectura que Haraway hace del compost (basura reciclada y por tanto reintroducida en el ciclo metabólico social). “…una presencia (lo ctónico) en proceso que nos hace ser quienes somos y con la cual debemos trabajar para construir un buen compost, un abono consistente, y no cualquier tipo de basura o desperdicio, un compost con todas su capas, que aporte nutrientes para cultivar los huertos que producen alimentos y para reparar el suelo de los bosques, las praderas, las granjas y que ayude a reparar las aguas” (Haraway, 2020, 13). Respecto de la preeminencia de lo masculino: “Hay muchos pensadores, creadores y habitantes en el mundo que nunca han partido de la premisa del Hombre. Pero yo en mis linajes  sí que he aprendido de las mitologías y las prácticas del hombre… Y son estos relatos los que yo, y personas como yo, tenemos la responsabilidad de deshacer y rehacer estableciendo relaciones con muchos otros” (Haraway, 2020, 22).

 

Respecto al pensamiento posmoderno de Derrida (la deconstrucción de la metafísica y la diferenzia) y Lyotard (el fin de los grandes relatos) Haraway no se plantea la metafísica como objetivo a deconstruir, pero coincide en muchos de los puntos (antes citados) del pensamiento posmoderno sin alinearse abiertamente con él. Respecto a Lyotard no solo abraza los pequeños relatos (microrrelatos) sino incluso los relatos parciales. “Así, yo encuentro que la tarea que tenemos entre nuestras manos es, tal como diría Anna Tsing, la de cultivar las artes de la vida en un planeta dañado con el objetivo de… lograr una sanación parcial, para así conseguir una cierta rehabilitación, una curación y reparación parciales, una reconstrucción que tenga sentido tanto para los seres humanos como para los no humanos”. “Estoy del todo a favor de la parcialidad”. “No podemos saltar por encima de las extinciones y las extracciones. No desaparecerán…”. “Esta es otra forma de decir que rechazo las muchas políticas, religiones y epistemologías de la trascendencia” (Haraway, 2020, 58). La trascendencia como perdón, borrado de la culpa y reinicio… y como gran relato. Como binarismo de elección obligada entre este mundo y el otro. Es la oposición a los grandes relatos (las grandes explicaciones universales) lo que caracteriza su epistemología.

 

b) Epistemología. La principal característica del pensamiento de Haraway es su instalación en la contradicción (que también podría ser el pensamiento de la diferencia, es decir los pares de oposiciones no resueltos sino conservados en su diferencia). Veamos algunos ejemplos. El aborto: “Creo que abortar es matar… pero creo que a veces matar es bueno. El aborto tendría que ser esporádico, gratuito, de acceso universal y debería apoyarse cuando la mujer decide hacerlo… Nadie más tiene derecho a tomar esa decisión” (Haraway 2020, 69). “¿Qué ocurre con el matar animales? Creo que es matar.  ¿Tenemos derecho a hacerlo? no, no tenemos ningún derecho. No es un derecho; es un tipo de relación que genera responsabilidad… Tengo una relación que implica matar y comer, y que comporta grandes responsabilidades” (Haraway 2020, 69). Mundos posibles y mundos reales. “…una arqueología del futuro es útil como práctica contemporáneas… pienso en la fabulaciones especulativas… son muy importantes… esta manera de imaginar mundos posibles, que siempre son imaginarios, nos fortalecen a la hora de emprender tareas que tenemos que hacer aquí y ahora… nos dan fuerza para habitar lo que está ocurriendo actualmente” (Haraway 2020, 71). Ecología. “Por ejemplo, cuando pensamos en tecnologías verdes, es importantísimo no dejar de tener en cuenta toda la cadena de abastecimiento que participa en ellas… nuestros metales raros se extraen… por medio de técnicas de hiperextracción… se sirve del trabajo infantil… tampoco tenemos en cuenta la caducidad de la tecnología… quiero un ecologismo que entienda todo el ciclo de la vida y la muerte, de una manera ctónica, desde un punto de vista  chthulucénico… quiero que sea una ecología decolonial…” (Haraway 2020, 73).

 

Frente al derecho (impune) nos propone las relaciones de parentesco (responsabies) la respons-habilidad (capacidad de respuesta). Hacer-con los animales. Define respons-habilidad como “aventurarse fuera de los senderos trillados, para encontrar parientes inesperados, no natales, y entablar conversaciones, proponer y responder preguntas interesantes, proponer en conjunto algo imprevisto, asumir las obligaciones no pedidas por haberse encontrado. (Haraway 2019, 201). Frente a la racionalidad masculina (opuesta al sentimiento femenino) nos propone: “… indagaciones racionales-emocionales… (Haraway 2020, 63).  El Juego. “… para mí el lenguaje es obviamente crucial porque considero el lenguaje una práctica que genera continuamente juego”. (Haraway 2020, 50). “Juego con las etimologías porque creo que son divertidas pero también porque me hacen pensar de otra manera… te llevan a un punto al que no hubieras llegado sin jugar… Pienso en el juego de la poiesis, la poesía que lleva a la simpoiesis, en jugar con los hilos de palabras de raíces latinas que conducen tanto al hecho (fact) como a la ficción…” (Haraway 2020, 34). estamos acostumbrados a relacionar la ciencia con los hechos y, en cambio, la literatura -las novelas de ciencia ficción, por ejemplo- con la ficción… No obstante la ficción puede llegar a ser más verdadera que los propios hechos. (Haraway 2020, 32).

 

La ciencia ficción no es un género sino una forma de entender la historia, el pasado, el presente, el futuro. Tiene diversos significados: fabulación especulativa, hecho científico, ciencia ficción, feminismo especulativo, juego de cuerdas (soin de ficelle. “Yo concibo la ciencia ficción (SF) como esta manera determinada de hacer mundo… tanto hecho, ficción, modo, modalidad, factum, fictio nos conducen a una cosa realizada, a algo hecho… o que se está haciendo…” (Haraway 2020, 33). “Creo que nuestros científicos también son inventivos y, en este sentido, participan de la SF, de la fabulación especulativa, o de la ciencia ficción… La ciencia ficción no es cualquier cosa, es un conjunto de prácticas culturales importantísimas: de interpretación, escultura, lectura… pero también es la prima segunda (kissing cousin) de la fabulación especulativa y del soin de ficelle (Haraway 2020, 37).

 

Uno de los conceptos de nuestra autora más potentes es el de especificidad de las relaciones. Ante terminologías distintivas, en vez de convertirlas en fetiche hay que respetarlas en su especificidad. Es esta una posición relativista y pormenorizada. “… lo que parece que debemos personas como yo, como nosotras, es aprender a habitar el mundo y dedicar más tiempo a escuchar y menos tiempo a pronunciarnos, pero también estar dispuestos a comprometernos y rehusar callarnos en conversaciones complejas en las que cometeremos errores imperdonables. Considero que la necesidad de cometer errores imperdonables y de perdonarnos los unos a los otros, que la necesidad de arriesgarnos en el pensamiento político, intelectual, emocional y religiosa es más urgente que nunca”(Haraway 2020, 30). El derecho y la necesidad de equivocarse.

 

El desgarrado. Marzo 2020




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