» 23-03-2020

Señoras y señores 40-8- Haraway. Pensamiento 3.

Tras: 1) la antimetafísica, 2) la epistemología, 3) el pensamiento madre feminista, nos queda 4) el pensamiento ecologista. De hecho, como ya avanzamos todas estas secciones son inseparables y el pensamiento feminista y ecologista se funden en el pensamiento ecofeminista. Aún así trataremos por pedagogía de explicar el pensamiento feminista de Haraway. La madre tierra, el parentesco raro, los cuidados, la SF, los lugares refugio, el pensamiento tentacular, la simbiosis, la ecojusticia multiespecie son conceptos que tanto se ajustan al feminismo como a la ecología, probablemente porque el pensamiento madre es altamente afín con la ecología. No olvidemos que lo que buscamos es un pensamiento específicamente femenino oponible al paradigma metafísico que ha durado 25 siglos y que promete perpetuarse en el paradigma cibernético.

 

El concepto clave en la ecología de Haraway es el Chthuluceno, era geológica protagonizada por los humanos que sin oponerse al Antropoceno (la responsabilidad de ciertos colectivos humanos) y al Capitaloceno (la culpabilidad del capitalismo), las complementa con suplementos como la simbiosis (humanos-naturaleza, humanos-no humanos y humanos-máquinas), lo que implica la no separación de hombres y naturaleza, hombres y mujeres y hombres-sociedad (individualismo), la tentacularidad, fibrosa, transversal, horizontal (no jerárquica). Todo llama a la continuidad entre entes y tiempos negando las separaciones artificiales (como la que estamos nosotros haciendo). Conceptos maternales como los cuidados (pensamiento que supera la racionalidad para alcanzar la emotividad) o el parentesco (comunidad de madres que cuidan en común de sus hijos, lo que les confiere un parentesco). La lucha contra la desaparición de los lugares-refugio (las faldas de la madre). La arqueología del futuro (flagrante contradicción de la lógica metafísica) en la que la narración se convierte en forma de pensamiento y de anticipación.

 

No es necesario repetir lo que ya se ha dicho. Es evidente que todos los conceptos hasta ahora barajados son aplicables a cualquiera de las cuatro secciones ficticias que hemos establecido. Procede ahora una labor de síntesis que solo puede ser individual, para convertir lo dividido artificialmente en un todo, en una “concentración efectiva” como parece indicar Haraway cuando habla de lo holístico desmarcándose de lo uno para incidir en la reunión de lo que sirve a un fin. El pensamiento femenino no es sistemático (Insisto. La sistematicidad es un invento masculino especialmente adecuado para un cerebro (el suyo) analítico-especulativo). El pensamiento femenino no es así. Hemos tratado de aproximarnos con la idea de pensamiento madre (cuidados, parentesco, simbiosis con la naturaleza y con los indígenas, antimetafísica, respons-habilidad, fusión razón-emoción, pensamiento contradictorio…).

 

Es suficiente. Me había propuesto encontrar un pensamiento femenino oponible a la puta metafísica que se ha ensañado durante 25 siglos en dominar a la mujer (a los colonizados, a los altersexuales, a los animales y a las máquinas). Creo que es suficiente para iniciar una revolución cognitiva sobre otras bases. No pretendo dar lecciones. Mi curiosidad me impulsa a querer entender el mundo. No lo hago por altruismo, sino por necesidad, incluso por confort.  Los hombres (algunos hombres, pero por lo visto los que son tomados como la pauta) somos así aunque tenemos una tendencia a ponernos de perfil que empequeñece ese impulso. Si la iglesia católica debía pedir perdón a la ciencia por lo de Galileo o por la pederastia de sus diáconos, los hombres como género deberíamos pedir perdón por 25 siglos de dominación humillante.  Los hombres nos hemos envuelto en un paradigma que nos protege (nos enaltece a costa del otro género) tan potente que perdemos el mundo real de vista. Es difícil pensar que el hombre es honorable viendo el resultado de su machismo histórico. Para conseguirlo se estableció un paradigma infame.  Ha llegado el momento de que ese paradigma sea deconstruído. Incluso la idea de machismo es disculpatoria. No es una cuestión biológica. Es una cuestión cultural, cognitiva, paradigmática y de derechos humanos. Por eso os pido perdón. De corazón. Vuestra dominación es la prueba de que los hombres somos deleznables. Hasta ahora no hemos trabajado juntos. No digo que sea fácil (nada importante es fácil) pero es necesario. ¡Os quiero!… como colectivo. De una en una la cosa es mucho más complicada.

 

El desgarrado. marzo 2020.




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