» 11-03-2020

Señoras y señores 41 ¿Que son las tetas?

Desde que las tetas forjaron el destino de los mamíferos las cosas han cambiado sustancialmente. Lo que empezó como una forma de alimentación (de connotaciones evidentemente antropofágicas) hasta la actual cultura mamográfica de exaltación erótica desquiciada, las cosas han cambiado mucho. Sin ninguna duda hablamos de una formulación cultural. Las tetas son un producto simbólico y mercantil que mueve miles de millones en el mercado económico. No solo físico como el mercado de los sostenes, farmacológicos, operaciones de estética, gimnasias, etc. sino simbólico como una moral mamográfica de una hipocresía evidente. En USA las tetas son tabú (la Jackson mostrando una teta en la super Bwoul de futbol americano), pero en Europa las tetas se pueden enseñar en determinados contextos (las playas), medio enseñar en otros (las fiestas) y están prohibidas en unos terceros (la vida común). En pocas palabras: las tetas son topológicas: su exhibición depende de la situación. Y decir topológicas quiere decir i-rracionales tal como la metafísica entiende la razón.

 

Insisto que la exhibición es una cuestión que ha cambiado con los tiempos. Nadie menos sospechosa de exhibicionismo que María la madre del dios cristiano. Sin embargo sus tetas adornan cientos de obras de arte. Las tetas de María eran patrimonio de la humanidad cristiana. Sabemos que la cultura judía es absolutamente anicónica, como la islámica, llegando en esta segunda caso a la ocultación total del cuerpo femenino. Para el Islam toda la mujer es tetas, lo que no absuelve la posición cristiana de tachar una parte del cuerpo femenino como desplazado de la realidad. El arte oriental -centrado en el devenir en vez del ser, en el gesto y la captación del momento- ignora ampliamente la ontología de las mamas ocupado en cualquier caso de su flujo, pero no de su esencia física.  Solo hay que ver las imágenes eróticas de china o la india para descubrir que las tetas son accesorias al  placer sexual. Dice el chascarrillo que las gallinas no tienen tetas porque los gallos no tienen manos. Bataille decía que la desnudez no tiene nada que ver con el sexo.

 

Dice el refrán español que más mueven tetas que carretas. Lo que parece un homenaje a la fuerza de la mujer, se convierte en un negocio fabuloso y en un modo de represión. Antropológicamente las tetas sustituyen a un sexo que la posición erecta oculta, es decir, se convierte en un sustituto de la excitación visual directa ocultada por la nueva posición. Pero simbólicamente es el emblema del empoderamiento de la mujer ante una sojuzgación vergonzosa y taimada. Las tetas sustituyen visualmente a un sexo que no se manifiesta (para el pensamiento y la represión masculina) como una ausencia, como una castración. Para el pensamiento hegemónico masculino solo existe un sexo: el falo (la premisa universal del pene), es decir, en el sexo hegemónico existen individuos que tienen pene e individuos que están castrados. A eso la mujer responde con el teets pride, la evidencia de que existe una manifestación física de la feminidad: las tetas. Y eso se demuestra porque ante la obsesión masculina por el tamaño del pene responde la mujer con la homóloga obsesión por el tamaño de las tetas. Pero el colectivo masculino no se queda impávido: convierte ese orgullo femenino en negocio mercantil.

 

Lady Godiva convirtió sus tetas en símbolo de la emancipación. Las Riots girls se manifiestan con las tetas al aire no por exhibicionismo sino para evidenciar que su protesta es femenina (y para obligar a los policías masculinos a incurrir en tocamientos moralmente reprobables). La represión inglesa a las sufragistas  de los años veinte incluyó tocamientos mamarios tanto vejatorios (en el fondo las manifestantes eran cristianas y burguesas) como denotatorios de que fuera de la ley no hay respeto. ¿Son las tetas de las mujeres equivalentes al pene de los hombres? No, porque las mujeres lo hayan buscado sino porque la cultura dominante masculina lo ha optado. En cuanto las tetas se convirtieron en secreto, se transformaron en objeto de deseo y entraron en el imaginario erótico masculino. Pero ¿quien dio ese paso? evidentemente los hombres cuya celosa moral quiso ocultar el hecho diferencial femenino de la vista y el deseo de los otros hombres.

 

María enseñaba las tetas. ¿No es suficiente argumento como para desmontar ese tabú interesado y mercantil que han montado los hombres. Las actrices de los años 30-50, de la época dorada de Hollywood, con sus impresionantes sostenes (i)cónicos ajustados como fundas a sus jerséis, lanzaron la mamografía (y de paso la pornografía, a donde quedaron relegadas las tetas). La costumbre inveterada de amamantar a las criaturas en público desapareció. Las tetas dejaron de ser una forma de alimentar las crías para convertirse en un recurso erótico. Hoy, en las imágenes, las mujeres han borrado sus pezones de su pecho aunque no han renunciado a marcar su volumen con rotundidad. Es como si los pechos fueran inocentes y el diablo fuera el pezón.  Penúltimo acto de esta pantomima de manipular las tetas que el mercado y los hombres han orquestado durante siglos.

 

Más allá de cualquier consideración las tetas son un formidable negocio y en un mundo evidentemente capitalista, eso es determinante. Las tetas (su ocultación, su presunción) son la presencia de lo ausente, lo deseado, lo prohibido. Nada tan gracioso como las escenas de cama de las películas en las que ella conserva el sostén, lo que viene a ser como acostarse con calcetines o camiseta. El secreto de las tetas es superior incluso a la pulsión de veracidad de las películas. Si han ganado esa batalla es que las han ganado todas.

 

El desgarrado. Marzo 2020.




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