» 05-10-2020

Señoras y señores 54. Hombres duros y mujeres tiernas. La meta-étic

Lo que nos caracteriza como humanos son los imputs emocionales. Somos animales sociales antes que individuales. La idea contraria (que somos individuales antes que sociales) es una idea meta-física, analítica y machista. Las mujeres: meta-éticas, sintéticas y pangenéricas, son mucho más sociales o por lo menos, antes sociales que individuales. La meta-física ha desdibujado ese perfil empático, trangenérico y comunitario. De entrada considera a las mujeres como seductoras, exhibicionistas y egocéntricas, cuando lo que son, es:  cuidadosas de sí mismas, de la familia, de la especie, de las otras especies animales y vegetales, y del planeta. Se suele hincapisar en que las mujeres manejan mejor el lenguaje (situado en el lóbulo contrario al de la creación del que, evidentemente se han apoderado los hombres), lo que los concursos de palabras, desmienten. No es sino otra argucia de los hombres para desvirtuar las cualidades sociales de las mujeres desviándolas hacia las conversaciones de lavadero, el chafardeo, el cotilleo, la crítica insídica o el rumor. El interés por el vecino es socialidad, sea cual sea el nivel de crítica que se integre y no están exentos de él los hombres, como demuestran los programa televisivos y las revistas del corazón sobre el tema.

 

Los hombres -en un intento de objetividad que nos caracteriza, aunque no sea fácil de explicar- reprimen sus emociones en favor de sus razones. Es decir, han puesto las razones por delante de las emociones, pero eso no es inocente. Reprimir las emociones facilita la competencia feroz, la toma de decisiones despiadadas, el éxito profesional, incluso el desprecio por la vida, en contra del sacrosanto instinto de supervivencia. Para los hombres, soportar tortura o aceptar la muerte es posible (recordemos a los mártires religiosos, a los diesel-bonzos, a los jihadistas o a los kamikazes). Incluso son capaces de morir por la patria, estupidez que no tiene parangón, sabiendo como sabemos, cómo son los políticos. No quiere eso decir que las mujeres no sean capaces de aceptar la tortura o la muerte, pero por otras razones. Debemos prescindir de la épicas narraciones de Antígona, Agustina de Aragón, Juana de Arco o Mariana Pineda, centradas, interesadamente en la política o en la patria cuando son defensasde la familia… tergiversadas. Toda madre es susceptible de morir por su hijo/a y todo hombre es susceptible de morir por su patria (por lo menos hasta ahora). Quizás  desde Vietnam la cosa haya variado. “Luchábamos contra nosotros mismos” dice Óliver Stone en Platoon. Sin enemigo no hay patria, de ahí el extraordinario interés de la política en “inventar” un enemigo desde el final de la guerra fría (“¡Qué vienen los rusos!”): el terrorismo internacional y los dictadores sanguinarios que esconden arsenales de destrucción masiva. ¡Hola Aznar, qué tal!

 

La meta-física fomenta la idea de que las mujeres son irracionales y los hombres divinos de la muerte. No es difícil saber por qué: la meta-física es una teoría del mundo inventada por los hombres, para los hombres: un traje a medida. Para colmo la contestación de las mujeres se debe hacer a través de la metafísica porque no hay otro sistema de pensamiento global disponible. No hay que ser muy listo para darse cuenta que desde un sistema eminentemente machista es imposible rebatirlo. Pero además hay otra perversión y es que la idea previa de que debe existir un sistema explicativo del mundo basado en la razón (e incluso irracional) también es eminentemente machista. En una palabra: el pensamiento femenino no está interesado en establecer un sistema de pensamiento homogéneo, basado en la razón, coherente y eterno. Y no porque las mujeres no tengan recursos para hacerlo sino porque no se aviene con su idiosincracia. La idea de sistema es masculina. No hay ninguna razón para pensar que un sistema sea la respuesta adecuada para entender el mundo. Ni siquiera que el mundo sea entendible. Entender el mundo es una aspiración masculina que no tiene que corresponder a una cualidad del mundo. Pero no podemos obviar que esa meta-física ha permitido siempre (por la puerta trasera) que el deseo se antepusiera a la razón. Porque la irracionalidad no es privativa de las mujeres. También campa por la meta-física de los hombres. Lo qque no quita que no nos sea posible acceder a otro camino.

 

O sí: el pensamiento femenino. Veamos algunas muestras. Las mujeres son topológicas: deciden (razonan) de acuerdo con la situación en la se encuentran. Para ellas el contexto es determinante. No así para el hombre que aspira a razonar de la misma manera prescindiendo del contexto (lo llaman objetividad, coherencia, homogeneidad). Las mujeres razonan de acuerdo con su situación en la vida: prematrimonial, matrimonial, maternal, posmaternal (la referencia a situaciones “maternales” es porque nos proporcionan ejemplos de respuestas bien diferenciadas, pero no presuponen tipo. Por otra parte son genéricamente universales). En cada caso, de acuerdo a las necesidades del momento. Eso a los hombres nos pone de los nervios. Necesitamos la seguridad de prever el futuro y la mujer no lo facilita. Peo eso no quiere decir que el pensamiento contextual sea peor que el pensamiento homogéneo. Nada, excepto la meta-fisica lo avala. Cuando la mujer se niega a “razonar” (con las reglas del hombre) es porque sabe que en ese campo la van a llevar al huerto. Por eso no “razona”, porque sabe que juega en campo contrario.  Si el diálogo es la solución de los problemas de hombres y mujeres deberíamos encontrar unas reglas de diálogo distintas de las actuales.

 

Determinado feminismo (Haraway, Puig) ha propuesto ese nuevo campo de diálogo: la meta-ética. La meta-ética (como la meta-física) es algo que está más allá del cuidado, básicamente del lado de la trascendencia o de lo no material. Si la meta-física pretende acceder a lo que está más allá de los datos, de lo sensible, de las apariencias, penetrando en las esencias, lo que pretende la meta-ética es superar la ética (acción del deber, del cuidado) y trascenderla en un sistema de pensamiento basada en el cuidado y no en la razón. La meta-ética es un sistema de pensamiento basado en el cuidado, el meta-cuidado. Es tan universal como la metafísica puesto que alcanza al cuidado de sí, de la familia, de la sociedad, de los animales de las máquinas y del planeta. Como la cibernética,  accede a la universalidad por análisis exhaustivo (la totalidad) y no por abstracción (generalización de una muestra) y tal como están las cosas parece mucho más conveniente que la razón que, a través del progreso y el desarrollismo, está a punto de cargarse el planeta (animales, plantas, ecosistemas, máquinas y nosotros mismos).

 

Estamos asistiendo al fin de la meta-física y no porque su tiempo se acabe (que así es: la fenomenología, la hermeneútica, la posmodernidad lo avalan)  sino porque el capitalismo ha descubierto un sustituto: el sistema cibernético. El sistema meta-físico que ha dominado el pensamiento occidental durante 25 siglos mediante su sistema de abstracción-universalización-ley, tiene ya alternativa: el sistema de base de datos-computación-cibernética. La capacidad de manipulación del nuevo sistema es exponencialmente más efectivo. Probablemente la meta-ética sea la única alternativa a que el capitalismo se adueñe del sistema de pensamiento de occidente. Tras 25 siglos de dominación nuestra única oportunidad de salvarnos del capitalismo cognitivo es el pensamiento femenino. ¿Qué os parece. A que el mundo es perverso?

 

El desgarrado. Octubre 2020.

 




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