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» 23-11-2020 |
El culebrón Bárcenes-PP ya consta de muchos capítulos. Amigo (¡Luis sé fuerte!), enemigo (¡ese delincuente ya no pertenece al PP), indiferente (¡ese señor del que usted me habla!), pero además: objetivo, oveja negra, finiquito en diferido, etc. No hace falta ser muy listo para dilucidar que ambos trataban de salvar su culo -y en el caso de Bárcenas su ilícita fortuna- jugando sus cartas lo mejor posible. El PP fue más expeditivo y le robó los documentos a Bárcenas mediante un acto de opereta (con falso cura incluido) pero de gran efectividad. A partir de ahí un Bárcenas, que había vacilado entre la astucia y el terror, puso una línea roja: Su mujer de ninguna manera iría a la cárcel. Pues bien. Ya está en la cárcel. Ahora nos basta saber si cumplirá su amenaza o… volverá a negociar. Pero mientras, su mujer está en la cárcel.Pero no quería hablaros de política (para eso ya uso otros blogs) quería hablaros de la dominación de la mujer por el hombre.
Quería hablaros de la práctica inveterada de los hombres de servirse de sus mujeres para evadir la ley en sus negocios. (¡firma, cariño, estos papeles sin importancia!). Y no es que la ley no haya puesto trabas a esas prácticas pero, parece que no son suficientes. Rosalía firmó lo que la pidió su marido y lo que le pidió su marido era ilegal. Y lo terrible es que eso lo hacen millones de esposas en la confianza ciega en sus maridos, que evidentemente no dan la talla. ¿Habría que montar una asesoría para mujeres engañables? No serviría para nada. Las mujeres mezclan lo afectivo con… todo. No viven en la misma realidad que los hombres (que no es la realidad real, sino una realidad sectaria). Viven en otra realidad cuyas normas son mucho más afectivas. Y con ello no quiero decir que ambas realidades sean comparables jerárquicamente. Son simplemente distintas. Muchas mujeres “aceptan” el maltrato. ¿Qué les hace pensar que la estrategia de que te atropellen es la mejor? Seguramente anteponer el afecto a la racionalidad. Spinoza (un racionalista) equiparaba la razón intelectual a la razón afectiva “buena”. También equiparaba el cuerpo y el alma, Dios y el mundo, la ética y la metafísica. ¿Hemos aprendido algo?
He dicho otras veces que el diálogo entre géneros se produce con el idioma y las reglas del hombre, y eso hace desistir a las mujeres de acercarse a la razón masculina, que acabará indefectiblemente convirtiéndose en dominación. Todos somos afectivos, emocionales, pero las mujeres confíen más en sus emociones que los hombres. La mujer fatal -una de las grandes coartadas de la dominación… junto a las brujas- es la mujer que hechiza (es decir: hace al hombre esclavo de sus pasiones) Es evidente que los afectos (emociones y sentimientos) nos hacen sentir mucho más vivos que la razón intelectual, que por otra parte, aunque es nominalmente masculina, es poco o nada usada por la mayoría de estos. Todos creemos ciegamente en el amor, que no deja de ser una mezcla de sexo y locura pasajera… para nada racional. Solo hay que ver los temas del cine y de la literatura para comprender que los afectos son el tema. Los hombres han tildado a la mujeres, tradicionalmente, de i-rracionales (confundiendo la razón con la razón intelectual) sin pensar que las mujeres podrían tildarnos de i-rracionales afectivos. ¿Se imaginan a un niño educado exclusivamente con la razón intelectual (Hildegard)? La naturaleza puso en los padres tanto la razón intelectual como la razón afectiva porque eso era lo que convenía. Pero el hombre siempre ha despreciado los afectos como si se pudiera vivir sin ellos.
Freud nos descubrió la otra escena (el inconsciente) donde los afectos se refugian de la razón consciente. Incluso afirmó que las pasiones nos dominan (y nos enferman) al margen de la moral consciente, que por cierto no era más que el super-yo. La filosofía de la diferencia, la posmodernidad y el feminismo (sobre todo) se revelan contra la razón masculina simbolizada por la metafísica. ¿Debemos sustituir la metafísica (intelectual) por la meta-ética (afectiva), tal como propuso Spinoza en el SXVII y Haraway y Puig en la actualidad? Pronto hablaremos de esa meta-ética que propone cambiar la filosofía del SXXI. Se trata, ni más ni menos, que de equiparar hombres y mujeres como proyecto intelectual de vida. No se trata ya de la igualdad en los derechos (1º estadio), la igualdad de facto (real) (2º estadio) sino de la igualdad intelectual (3º estadio). Es verdad que ni siquiera el primer estadio ha sido alcanzado (y mucho menos el segundo), pero creo que quizás ha sido porque nunca se ha planteado el tercero. Igualdad ante la ley, igualdad de oportunidades y realidades, igualdad intelectual. Esa es la apuesta.
La metafísica ha utilizado (dominado) a la mujer durante 25 siglos y para ello ha magnificado los atributos masculinos (incluido el pene) pero sobre todo la razón masculina (o quizás a la par). Se ha potenciado la fuerza sobre el afecto, lo analíticos sobre lo sintético, la jerarquía sobre el orden, la reflexión sobre el cuidado y en definitiva la metafísica sobre la ética (lo que ha conducido a la corrupción generalizada). El proyecto masculino no funciona (hasta un virus nos chulea) ha llegado el momento de que probemos con otro proyecto: la meta-ética, la filosofía del cuidado y de la diferencia. Con un planeta exhausto por la sobreexplotación, una tecnología hija del desarrollismo, la violencia como medio de resolución de problemas, la dominación como norma de convivencia, el diálogo como lucha (dialéctica), el cuidado como debilidad, etc. ¡Ahora es el momento! ¡El siglo XXI será femenino: ¿sigla?!
El desgarrado. Noviembre 2020.