» 09-01-2021 |
Antes de continuar con el trabajo de Rippon debo hablaros de las emociones. Ella misma distingue dos cerebros el antiguo emotivo y el nuevo cognitivo. Hoy, hemos rescatado el cerebro emocional hasta el punto que entendemos que nuestra humanidad se centra en ese cerebro más que en el frío cerebro racional (análisis, información, abstracción, previsión). Pero el cerebro es un órgano evolutivo. ¿Cómo pasó del instinto a la racionalidad? Es evidente que no se puede abandonar (evolutivamente) un magnífico sistema de supervivencia (el instinto) por uno que, pese a sus expectativas, no es más que una promesa: la razón. No mantendré el suspense: las emociones (antiguas) son la razón del instinto. Las emociones instintivas son el disparador de las acciones de supervivencia de todos los animales (nosotros incluidos). Debemos perder el tinte afectivo que para nosotros es insoslayable para entender lo que es la emoción para los animales instintivos: su razón para actuar, para sobrevivir. Las emociones instintivas no permiten variaciones (o realmente muy pequeñas) son automáticas, son resortes, disparadores, orgásmicos (en el sentido de disparadores explosivos y automáticos, no en el sentido de placenteros… aunque tampoco se desvía mucho: vivir es un placer, el placer).
Bien, ya hemos establecido lo que son las emociones para los instintivos: su razón automática, su disparador. El miedo es el principal, pero el sexo, la socialidad y la maternidad/paternidad añaden muchísimos más. Cuando la evolución se plantea pasar de la razón automática a la razón libre (hablo metafóricamente, nadie se planteó nada. La supervivencia marcó el camino) el problema, funcionalmente resulta monumental. No se puede abandonar el instinto (constatado) por una hipotética mejora que podría ser letal si se abandonara el instinto. Hay que conservar y reciclar las emociones. Y ahora viene lo difícil: ¿cómo evoluciona el cerebro ante tamaña crisis? Antes de nada os diré que no soy experto (ni en esto ni en nada). Digo lo que pienso de acuerdo a lo que he aprendido. El cerebro desarrolla una nueva estructura -por encima de la antigua- que se desarrolla sobre el cuerpo calloso (la unión entre los dos hemisferiso que en aquel momento era uno. Envuelve las estructuras más antiguas del cerebro; el tallo medular, el tálamo, la amígdala, el hipocampo, la ínsula y el cerebelo. Es el córtex cingulado anterior (CCA).
Esta estructura evoluciona desde las tareas de control: de errores y de contradicciones a una función inédita: la previsión del futuro, la antelación. Aquí esta el germen de la razón libre. Faltan eones para que esta estructura se recubra primero con los córtex parietales, temporales, occipitales y el glorioso córtex frontal que nos define. Esta explicación no es cronológica. Mientras lo córtex se creaban el CCA evolucionaba en sus funciones, es decir todo evolucionaba a la vez. Y entre otras cosas evolucionaban las emociones, porque el CCA se convierte en el germen del cerebro social y esas emociones se reorientan hacia la socialidad (siempre que no sean necesarias para el instinto). Porque instinto y razón deberán (continúar) convivirendo durante eones. La razón: las estructuras cerebrales capaces de predecir el futuro, nacen con el cerebro social sin que sepamos cual empujó a cual. Con el tiempo el CCA establecerá conexiones con el Córtex frontal (CF) mejorando sus habilidades, pero lo que no se puede perder de vista es que el CCA se sitúa entre los cerebros antiguos (tálamo, amígdala, hipotálamo, tronco estriado. ínsula) -que se estiran alargándose hacia el CCA- y el córtex frontal. En el cerebro la situación de las partes no es casual.
Ya tenemos una especie racional (capaz de anticipar el futuro) pero que en su evolución ha arrastrado unas emociones antiguas (instintivas) y actualizadas (cinguladas) que le acompañarán para siempre. La ficción racional de la cognición sin emoción es imposible. Las emociones están ahí para recordarnos de donde venimos (del instinto) y para teñir nuestra vida de lo que nos diferencia de las máquinas: las emociones. Spinoza fue especialmente agudo para darse cuenta que los afectos eran tan importante como la racionalidad. Hoy el estudio de la inteligencia emotiva ha puesto en su sitio la complejidad del ser humano: racional y emotivo. Humano tiene dos acepciones: racional o emotivo y son contradictorias. Así somos: tan complejos como para no entendernos ni s¡nosotros mismos. Ahora ya estamos preparados para continuar con las enseñanzas de Rippon, pero será otro día. Solo una última observación: Si en algún punto del cuerpo reside el alma no será otro que en el CCA del cerebro, en donde el animal se hizo racional.
El desgarrado. Enero 2021.