» 09-04-2021 |
He repetido otras veces que entre el cuidado, la prevención, la anticipación típicamente femenina y el apaño, la reconstrucción, la remozación típicamente masculina (la metafísica o pensamiento masculino) existe el abismo de la destrucción del planeta (humanos incluidos) . La Covid nos ha puesto en alerta. No se había aplicado la prevención (investigación, precaución, previsión, prevención) y el virus nos ha invadido. Se puso en marcha el plan masculino: el combate, la lucha, la derrota sin concesiones. Un buen plan que había dado resultado otras veces antes. Pero no dio el resultado apetecido. Quince meses después hemos conseguido la vacuna pero no fabricarla y organizar su inoculación. No hemos podido soslayar los intereses capitalistas de las farmacéuticas ni los intereses partidistas de los políticos. Decimos que es una catástrofe natural pero no es cierto. Se podía haber evitado, si el pensamiento que dirige el mundo hubiera sido otro. Si se hubiera investigado, cuidado, prevenido, avanzado a los movimientos del virus. Si el pensamiento que dirigiera el mundo fuera femenino.
Las guerras son un sistema de destrucción reconstrucción, son una maquinaria económica. Hasta la religión occidental aplicaba el sistema: peca y luego arrepiéntete (que se lo cuentes a alguien son matices tortuosos). Aplicamos lo mismo al planeta, a la ecología: los primeros en llegar lo destruyen y después entre todos los reconstruimos. Es decir lo destruyen los ricos y pagan la reconstrucción los pobres. El rescate de los bancos es harto significativo: la cagan los bancos (y los políticos desreguladores) y lo pagamos los ciudadanos. Las armas atómicas (de destrucción masiva) son un gran ejemplo. Los adelantados mataron y destruyeron no solo a los japoneses sino incluso a sus nacionales en las pruebas de letalidad que posterioremente exportaron. Cuando todos quisieron entrar en el club, entonces se pusieron las normas de que ya nadie pudiera usarlas. Los fármacos que se prohiben en USA (y en el resto de los países “civilizados” se exportan al tercer mundo. Las armas que ya no son de primera generación se venden a los países segundomundistas para financiar las de nueva generación. Si me apuráis, hasta la democracia se exporta, es utilizada como arma que se debe imponer a los países que no la “disfrutan” cuando USA exporta injerencia, intervención, cárceles ilegales e injurias a los derechos humanos.
Es por eso que las voces que se alzan, -publicitando que el sistema funciona porque ha conseguido la(s) vacuna(s) en tiempo récord… aunque la inoculación está teniendo dificultades-, son cada vez más sonoras. No está en juego solo la covid sino todo el sistema. El sistema machista-metafísico de destrucción/reconstrucción puede estar rozando su incapacidad. Los ultras no aceptan esa incapacidad. Defienden el sistema machista de la metafísica porque antes que metafísico es machista y ese es un punto que les gusta especialmente. Lo que está en juego no es la pandemia y su estúpida previsión. Lo que está en juego es el modelo de pensamiento occidental. Hay que decidir entre el modelo femenino de prevención, de conservación, de cuidado, y el masculino de destrucción/reconstrucción. Y no tenemos mucho tiempo. Muchos científicos anuncian que dentro de veinte años (quizás antes) habremos llegado al punto de no retorno. El capitalismo del desarrollismo a ultranza y el progreso como única meta está haciendo aguas. O cambiamos de rumbo o desapareceremos. No desaparecerá el planeta. No. Pero si desaparecerá nuestra especie. El planeta encontrará el camino para continuar, pero sin nosotros, y probablemente nos recordará como la especie que quiso destruirlo.
Nuestro planeta se comporta como un ser vivo como un ser pluri-pluricelular, como un sistema de vida compleja. La teoría de Gaia (Lovelock 1969) así lo estableció. La enfermedad de una parte afecta a las otras partes. Cuando especies empiezan a morir por culpa de otra, hay que actuar contra la especie asesina. Pero en nuestra especie el asesino solo es uno de los dos sexos. La mujer va a sufrir -como especie- el castigo que no se ha ganado como colectivo. Pero precisamente por eso el colectivo femenino debe apartarse del colectivo masculino que ha demostrado ser letal. Durante milenios las mujeres han aceptado un sistema de pensamiento masculino, machista y asesino. Ha llegado el momento de que la mujer -más allá de empoderarse, que empoderarse mínima y parcialmente lo ha conseguido otras veces, lo que tiene que hacer es emanciparse, entender que su querencia al cuidado, es otra forma de pensamiento alternativa que puede salvar al planeta (a la especie). Sé que no es lo que les pide el cuerpo, pero si Belen Esteban, por sus hijos mataba, es precisamente por los hijos por lo que hay que acabar con esta sangría. O desaparecerán.
El desgarrado. Abril 2021.