» 05-02-2024 |
Solemos entender por pornografía el conjunto de imágenes que excitan sexualmente. Etimológicamente significa descripción o imagen de la prostituta. Su fin es terapéutico: aliviar la tensión sexual. Pero si algo caracteriza a la pornografía es la vejación de la mujer en una situación de relación sexual. No es difícil entender que la pornografía es una fantasía sexual masculina, fantasía que se aplica tanto a la magnificación del hombre: adornado con enorme miembro viril, insaciable, inagotable, dominador, como a la minusvaloración de la mujer: esclava de sus pasiones, juguete del hombre, sumisa, dispuesta a cualquier aberración, hambrienta de semen y sedienta de orina, fascinada con el miembro viril. El hombre añade a este cuadro la necesidad de fantasías épico-epopéyicas, de la que no puede escapar su insaciable apetito de brillantez.
La pornografía no es cine propiamente dicho: es un documental. Expresa una situación en tiempo real… salvo paradas técnicas. Quizás el nombre que mejor le cuadra es el de docudrama. No tiene actores (o por lo menos no se requiere que conozcan el arte de interpretar). Con dobles de cuerpo, basta. El equipo de filmación es tan reducido que ni siquiera se necesita guionista porque no trata de entretener sino de aliviar. Socialmente forma parte de esas realidades que las buenas gentes desean borrar de la faz de la tierra, Ni la inclinación irresistible a la satisfacción sexual biológica, ni la fantasía del superhombre inconsciente desaparecerán porque la moral las reprima. La mujer con un apetito sexual menor (o por lo menos, más difuso) y con una individualidad reducida, no vive la pornografía con la misma intensidad… lo que no quiere decir que en su afán de integrase en una sociedad diseñada por los hombres esté totalmente excluida del proceso pornográfico.
Existen pues dos tipos de fantasías: las que resuelven las carencias del hombre y las que castigan a la mujer. Entre las primeras estarían el miembro pequeño o feo, la eyaculación precoz, la recuperación lenta, el encogimiento post eyaculationis, la falta de aplomo, el desconocimiento del cuerpo femenino y los recursos del sexo, la potencia sexual, la sexmachine (dador del placer absoluto). Entre los segundos: la esclavitud sexual, la sumisión inducida, la admiración incontenible, la vejación, la objetivación, la despersonalización, la humillación, el placer infinito, la manipulación. La mujer encarna en cuanto al sexo todo lo que el hombre podría desear: Orgasmos incontables y múltiples, inocencia, belleza, naturalidad.
La primera fantasía, la magnificación del hombre es común a todas las fantasías, pero la segunda, la vejación de la mujer solo tendría sentido si existiera una comparación entre hombre y mujer que permitiera que la vejación de la mujer repercutiera en magnificación del hombre. Da la impresión que entre hombre y mujer hay una cuenta pendiente de origen ancestral. Irigaray (a la que interpreto libremente en los detalles) nos da una explicación para esta situación. Pero para ello debemos remontarnos a la Grecia presocrática. El hombre presocrático, sometido a una posición de igualdad con la mujer, vive la situación como de inferioridad tanto a nivel de conocimiento (el saber reside en la observación y perspicacia de la mujer) como físicamente (pues a pesar de su mayor poderío físico, sexualmente es inferior), prepara un golpe de estado: el acceso al conocimiento por el logos superando el sistema de conocimiento primitivo.
El conocimiento es el atajo que el hombre ha encontrado para dominar y controlar el mundo, habida cuenta de su escasa adecuación armamentística biológica. Para que el dominio sea completo se impone borrar a la mujer del nuevo sistema para lo que: 1) el nuevo sistema será especialmente adecuado para las características de la mente masculina: análisis, abstracta, especulativa, etc. y se estructurará para excluir a la mujer 2) Se reestructurará la genealogía para que en vez de ser a dos (hombre y mujer) sea a uno (el hombre). El papel de la mujer pasará al de ama de cría (cuidadora y nutricia). 3) El complejo de indistinción niño-madre que opera los primeros meses de vida hasta la distinción, en la fase del espejo, será borrado en vez de resuelto. 4) En desarrollo del nuevo sistema lógico de estructuración se desarrollará la transmisión del conocimiento por el maestro (jerarquía del conocimiento) y un saber aditivo -alternativo al genotípico- fenotípico: la cultura ontológico-metafísica. De esta manera se impone la revolución machista.
La mala conciencia de esta resolución de la cultura primitiva y la deficiente superación de la indistinción primigenia hombre-mujer (niño-madre) provocará la aparición de las fantasías masculinas de la pornografía, la prostitución, la esclava sexual, etc. pero también la violencia de género, como resurgimiento de las frustraciones inconscientes reprimidas. En esas fantasías el hombre resuelve los problemas que le causa, a nivel inconsciente, la revolución machista. El surgimiento en el SXX de un movimiento de la restauración de la igualdad primigenia entre los géneros provocará el terror a la mujer ya prefigurado en la mujer fatal, la vagina dentada, y el desarrollo de todo tipo de estrategias (falsa igualdad, negación de la paridad, movimientos negacionistas y reaccionarios, etc.) que persiguen restaurar el pensamiento primitivo como pensamiento común a hombres y mujeres y la igualdad real de derechos y oportunidades. El feminismo es vivido por estos defensores a ultranza de sus privilegios de macho como una auténtica subversión del orden natural de las cosas y no como una restauración de una realidad expoliada a la mujer por la revolución machista.
En las siguientes entregas de esta sección repasaré las manifestaciones y entronque de las otras fantasías (prostitución, esclava sexual, travestismo no homosexual, etc.) y la reacción furibunda de la cultura machista contra la restauración (violencia de género, negacionismo, el orden natural, explicaciones alternativas, etc.). Por último escrutaré las condiciones de posibilidad de que un pensamiento femenino (el primitivo u otro específico) y una igualdad efectiva (o el respeto a una diferencia) sean posibles. Sin olvidar la validez del discurso psicoanalítico, en cuanto relato exento de cientificidad.
El desgarrado. Febrero 2024.