» 03-05-2020

Señoras y señores. Amor 43-3. Sexo. Foucault.

Desde Freud se entendía que las relaciones entre la sexualidad y el poder se daban bajo la figura de la represión (prohibiciones y censuras). Por tanto a menor represión, mayor libertad sexual. No era así para Foucault que entendía que la sexualidad era un dispositivo productor (activo), y no meramente pasivo. Ponía en duda la certeza de la represión histórica, teórica y política. El sexo fue entendido como sicopatías, como desviaciones. ¿Respecto de qué? Del sexo heterosexual destinado a la reproducción. Frente a las posibilidades del placer la sexología impuso la dictadura del sexo como el modo occidental de reconocimiento de sí. Pero la sexualidad se asienta sobre un discurso productivo y ascendente. “El sexo es una fijación posible de las mil posibilidades de placer del ser humano. Una fijación que se realiza a través de un dispositivo llamado <<sexualidad>>” (Fortanet 2015, 108). Dispositivo que posee un saber científico que la refrenda: sexología y siquiatría, y una dirección social hacia un orden determinado. Las cuatro grandes estrategias discursivas son: 1) la histerización del cuerpo de la mujer (una sexualidad a vigilar), 2) la pedagogización del cuerpo del niño (el control de la masturbación), 3) la socialización de las conductas procreadoras (la función social del sexo) y 4) la siquiatrización de los placeres perversos (la patologización de las opciones).

 

“El poder establecía la verdad de uno mismo a través de la intimidad secreta del sexo” (Fortanet 2015, 109). Mientras el individuo es inducido a pensar en el poder como algo ajeno a sí mismo, Foucault piensa que por el contrario, que el poder se afianza en la búsqueda de una verdad íntima y profunda que es puro deseo. Cuando el individuo se identifica con una opción sexual, este proceso habla el lenguaje del poder. Así, el poder produce nuestras verdades. El sexo es solo una ficción orientada a agrupar la multiplicidad de conductas, sensaciones y placeres en unidades anatómicas, objetos de verdaderas ciencias como la sexología que definen la normalidad. Occidente no ha negado la sexualidad sino que la ha organizado. El fin de la sexualidad (el dispositivo) es producir verdades, ordenar su subjetividad para reconocerse como sí mismo. Hasta aquí las ideas de Foucault de acuerdo al libro Foucault de Fortanet, BRA 2105. 105.

 

Fortanet añade la idea del sexo único masculino, dotado de diferentes grados de perfección. Es decir, los cuerpos se ordenaban por géneros como versiones perfectas o imperfectas del sexo masculino que ya se halla en la “premisa universal del pene” freudiana. El género femenino es el sexo castrado, el género homosexual es el sexo desviado y perverso, la transexualidad es el sexo múltiple (hermafroditismo) y por tanto, doblemente desviado y, por supuesto, perverso. Las relaciones de sexo y poder apuntan a un dispositivo sexual que “provocó que la verdad del individuo se relacionase con una sexualidad orientada a gestionar y fiscalizar el poder, la reproducción, las conductas y en definitiva, la vida misma” (Fortanet 2015, 111).

 

La idea de Foucault es revolucionaria. Se opone a la idea del sexo como represión y orquesta una nueva teoría en la que el sexo es productor de discursos y de relaciones. No es el sexo el resultado de la represión sino la represión el resultado del discurso (perfectamente articulado) del sexo. La liberación no vendrá de acabar con la represión sino de su fuente: el discurso histerizador de la mujer, pedagoguizante del niño, socializador de las conductas reproductoras y psiquiatrizante de las perversiones. El discurso del sexo es el generador de una nueva subjetividad (la orientación sexual) que se esconde en la intimidad sexual del individuo. Tras comprobar que el poder disciplinario conduce a la interiorización del poder y que el discurso sexual conduce a a una nueva subjetividad, Foucault llega a la conclusión que no es el saber ni el poder lo que explican el mundo. Es la subjetivación a la que se alcanza desde todos los saberes y desde todos los poderes.

 

Pero la subjetividad tenía muy mala prensa desde el Mayo del 68 (y antes desde el estructuralismo), que apostaron decididamente por la objetividad. El camino de la subjetividad será muy difícil y a ello se dedicará Foucault durante sus últimos años. Pero esa es otra historia.

 

El desgarrado. Mayo 2020.




Published comments

    Add your comment


    I accept the terms and conditions of this web site