» 26-03-2020

Tradición de lo inmemorable 1. Giorgio Agambem.

Leo uno de los textos más extraños y subyugantes que haya leído: “Tradición de lo inmemorable” contenido en “La potencia del pensamiento” Adriana Hidalgo 2018 (2005) de Giorgio Agambem. Articulado en 12 entradas y 18 textos aparentemente heterogéneos que van desde Platón a Witgenstein habla de filosofía y lenguaje pero con una intensidad sorprendente.

 

1.- “Antes de transmitir algo los hombres deben ante todo transmitirse el lenguaje” (Agambem 2018, 189). Antes de transmitirse el contenido hay que transmitir el medio que permite la tradición: el lenguaje. ¿Qué significa transmitir el lenguaje independientemente del contenido? Esta pregunta es el temas de la filosofía, que no atiende al discurso significante (el contenido) sino al hecho mismo de que el hombre hable, que haya lenguaje y apertura de sentido. Lo que se transmite (el primum, el architraditum) es la cosa del pensamiento. (Texto de Platón).

 

2.- No se transmite una cosa, ni una verdad sino la ilatencia (aletheia) misma (Latente: presente pero oculto; ilatente: presente pero manifiesto, desocultado. Corresponden al griego léthe/alétheia). La apertura misma en la cual algo así como la transmisión es posible. Pero ¿Cómo se transmite la propia transmisibilidad? No como contenido, no tematizada. “La tradición de la transmisibilidad está, así, inmemorablemente contenida en toda tradición específica, y este legado inmemorable, este traspasamiento de la ilatencia, constituye, incluso, el lenguaje humano como tal. Lo que significa que el lenguaje debe tener una estructura que traicione la ilatencia que el lenguaje es, dejándola latente. (Texto de seudo-Platón).

 

3.- La filosofía, que quiera dar razón de esta doble estructura (tradición/lenguaje humano), presenta el conocimiento como preso de la dialéctica: memoria/olvido; ilatencia/latencia; alétheia/léthe. Para Platón la misión de la memoria no es custodiar recuerdos o verdades sino que debe velar por la apertura del alma, por su propia ilatencia. La estructura anamnésica del conocimiento (traer al presente los recuerdos del pasado) se refiere a la estructura misma de la verdad. No pudiendo aferrarse y transmitirse sin convertirse ella misma en una cosa rememorada, solo puede conservarse permaneciendo inmemorable en la memoria, desmintiéndose como idea. No como una enseñanza sino como una misión divina. La verdad no es así, tradición de una doctrina esotérica o pública, iniciática o científica, sino memoria que en su propio advenir se olvida, apertura histórica. Lo que debe aferrarse y transmitirse aquí es lo absolutamente no subjetivo, el olvido en cuanto tal. (Texto de Heidegger).

 

4.- “Esta doble estructura del lenguaje y la tradición está desde el inicio en el centro de la reflexión griega sobre el lógos”. Para Platón el plano del lenguaje es gobernado por la insanable diferencia de on y poîon, entre ser y cualidad. De esta manera evidencia la estructura necesariamente separada de toda significación lingüística como específica debilidad de la comunicación humana. El lenguaje humano es necesariamente pre-su-poniente y tematizante en el sentido de que descompone la cosa misma en un ser (on) acerca del cual se dice, y un poîon, una cualidad, una determinación que de él se dice. El lenguaje es siempre, en la definición de Aristóteles: “decir algo sobre algo” es por tantos siempre, lenguaje presuponiente y objetivante, que supone siempre ya ocurrido eso sobre-lo-cual se habla. La presuposición es, más bien, la forma misma de la significación lingüística. Al contrario que Platón que busca un principio no presupuesto. (textos de Platón y Plotino).

 

5.- A esta duplicidad de la estructura de la significación (on, poîon) corresponde la escisión entre nombre (ónoma) y discurso definitorio (lógos), que divide el lenguaje en dos planos: en las sustancias simples y primeras no puede haber lógos, discurso, sino solo nombre. De la hermeneútica del ser que está implicita en el nombre, las proposiciones (el discurso) no pueden dar cuenta. Indecible es entonces lo que solo puede ser nombrado. “El discurso no puede decir lo que el nombre ha llamado” (Agambem, 2018, 195). El nombre es la clave lingüística de la presuposición, de lo que el discurso no puede decir, sino que solamente puede presuponerse en la significación. Una proposición solo puede decir cómo es una cosa, no qué es. (texto de Platón y de Witgenstein).

 

6.- La doble estructura de la presuposición (nombre y discurso) se identifica con la estructura lógico-metafísica del conocimiento y articula su fundamento. El fundamento siempre se investiga de este modo: ¿por qué algo pertenece (está debajo) a (de) algo? La verdad, la ilatencia primaria, en la cual cada ente se manifiesta, está separada de él (ente) y supuesta como fundamental discurso significante, al hecho de que algo se predica de algo. Esto garantiza que el discurso tenga un significado, que sea fundado, trate acerca de algo, un pre-supuesto. En cuanto está presupuesto por el discurso el fundamento es potencia de lógos. En cuanto es conocido noéticamente en su verdad es, en cambio, telos, advenimiento y cumplimiento de lo que siempre ya fue. En esta presuposición está implícita ya la dualidad Grund (fundamento) y Bedingung (condición) hegeliana. (Texto de Aristóteles).

 

Y lo voy a dejar aquí porque esto es muy espeso.  Requiere reposo. Los textos son esenciales para entender las entradas pero no voy a reproducirlos. Continuará.

 

El desgarrado. Marzo de confinamiento 2020.




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