» 06-07-2024

Un país de risa 4. La felicidad.

Para Aristóteles la felicidad es la ausencia de dolor. Se quita lo negativo y lo que queda es positivo por contraste. Creo que esperamos más que una ausencia. Esperamos gratificación (¿exceso de satisfacción?). La felicidad es primariamente la constatación de que las necesidades han sido cubiertas, es la paz que sigue a la desazón que provoca la necesidad, desazón necesaria para que el organismo se ponga en marcha en pos de la satisfacción. Es el taponamiento, la satisfacción de una carencia: hambre, sed, sexo, compañía, territorio, colaboración, caricias, ayuda. Así descrito podría avenirse con la conducta animal pero parece poco para definir el cuadro que se produce en los humanos. La animalidad de estas satisfacciones simples se constata por su ubicación en el cerebelo, un cerebro antiguo evolutivamente, anterior por lo menos a la corteza cingulada externa cuya misión parece ser coordinar los cerebros antiguos (hipófisis, hipocampo, amígdala, tallo cerebral, cerebelo, etc.): los cerebros reptil y mamífero y al córtex frontal específicamente humano, sede admitida del pensamiento racional. Y es en este último en donde esperamos encontrar la especificidad de la felicidad en los humanos. El córtex frontal es la superación del instinto, de la necesidad como motor del comportamiento. Analiza cada situación y decide cual es la acción adecuada. Las respuestas del instinto a los estímulos son estereotipadas, obligadas, involuntarias, esclavas. 

 

La mente racional es libre, es el origen de la libertad. La libertad no es hacer (según este esquema) lo que te da la gana (aunque lo permite) sino lo mas conveniente, lo más adecuado. No es un mecanismo de liberación sino de decisión. Es un mecanismo de toma de decisiones, las mejores posibles para el individuo y para la especie y para ello dispone de una batería de herramientas mentales: intuición, inducción (experiencia), deducción (lógica absoluta), abducción (hipotético-deductivo), probabilidad (lógica difusa), etc. Y digo herramientas mentales porque originalmente (en la evolución) fueron realizadas en lo real: efectuadas experimentalmente: prueba y error/experimentación, esquematización formal (dibujo), modelización, etc. aunque memorizadas en lo mental. Y cuando digo etc. me refiero a otras que no conozco. Pero este sistema de pensamiento racional tiene otra peculiaridad extraordinaria: es capaz de pre-ver, de adentrase en el futuro. Porque decidir es una hipótesis que apuesta por que el resultado sea el esperado. La ausencia evolutiva de armas estructurales en el humano se debe a que posee el arma más efectiva (y de adaptación a cualquier situación): la razón, y que, por supuesto, le permite fabricar armas. Un arma mental que le permite fabricar otras armas físicas, un arma doble. La coexistencia de instinto e inteligencia (porque el instinto no desaparece desplazado por la inteligencia, sino que persiste) no es fácil pero, a grosso modo, nuestra especie lo resuelve con un doble control: en situaciones de paz, de tranquilidad, el timón lo lleva la razón; en momentos de grave peligro, necesidad de la respuesta instantánea, es el instinto el que toma el gobierno…. en aras de la premura de la reacción.

 

Un sistema tan sofisticado de conducta, de toma de decisiones, ineluctablemente tiene múltiples efectos secundarios. El primero sería la identidad, la autoconsciencia: el individuo. Y el segundo ya ha sido citado: la libertad. La unión de estos dos “efectos” conforma al ser humano. Porque el humano es evolutivamente social, antes que individual. Nuestros antecesores evolutivos, los grandes monos (orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos ) son profundamente sociales), La diferencia es que nosotros somos conscientemente sociales, lo que nos permite distinguir entre nuestro yo social e individual, iniciando los pares de oposiciones fundamentantes. La tercera es la abstracción, que de ser un mecanismo de integración del mundo en la mente (transformado en ideas y conceptos), pasa a ser un mecanismo de transformar lo particular en general, lo determinado en indeterminado (aunque hay otros como el paradigma: el ejemplo particular con valor general) y finalmente de espiritualización-transcendencia. Aquí la distinción característica es la de material/espiritual-trascendencia. La abstracción permite el tránsito entre lo tangible (lo material) y lo intangible (lo inmaterial) que no sólo es el de lo real a lo mental, sino también el de lo material a lo espiritual y a lo trascendental (lo metarreal, el más allá), que fundará la religión organizada, incluso es capaz de poner cara (continente) a los predicados (a lo que adjetiva lo real). Estos pares de oposiciones (social/individual, real/mental, material/espiritual-trescendente, continente/contenido…) son el fundamento de la metafísica, el sistema de pensamiento racional que con el establecimiento de las abstracciones fundamentales: cantidad (matemáticas),  concepto (lingüística), la verdad (lógica) y la igualdad (ética)  se establece como el sistema de pensamiento hegemónico, en sustitución del sistema mítico/mitológico/urbano entonces existente. 

 

Es en esta situación de pensamiento racional y sistema metafísico en la que tenemos que plantearnos el placer y por tanto la economía del placer: cómo el humano gestiona la situación gratificante o dolorosa del placer, tanto a nivel real como mental/prospectivo: la frustración, la contrariedad inesperada. La palabra gratificación es la que diferencia el concepto de felicidad aristotélico (la satisfacción de una necesidad) del concepto de placer: el plus de satisfacción más allá de la satisfacción de la necesidad. La felicidad es la esperanza de alcanzar el placer, la gratificación, el plus que excede la satisfacción de la necesidad. Es un concepto dinámico que solo se produce en el tránsito, en el camino para alcanzar el placer y ello por una razón poderosa: si el placer se prolonga en el tiempo se convierte en normalidad pierde su esencia diferencial. El deseo es la aspiración a lo que no se tiene (y que nos atrae). Una vez conseguido puede ser muchas cosas pero no deseo, no felicidad. La felicidad sería la premisa universal del deseo, la idea generalizada de que el deseo puede ser conservado, poseído, disfrutado permanentemente. Es el deseo alcanzado y fosilizado, solidificado, permanente. La felicidad es “el ideal” por antonomasia y por eso es la meta fundamental de los políticos, y por eso se plasmó en la constitución USA. El sicoanálisis establece un concepto equivalente en relación al género: el falo, la premisa universal del pene, la idea generalizada de que todos (hombres y mujeres) tenemos un pene y si no está -en el caso de las mujeres- es por que lo han perdido: un accidente pero no una sustancia. Y de ahí la envidia del pene (el deseo) y el género único: el fálico.

 

Lo que se quiere alcanzar por parte de la humanidad en busca de la felicidad, no es la satisfacción puntual del deseo sino la situación permanente de satisfacción, el ideal de una situación instalada en el placer (el hedonismo) … de ahí su ideal de trascendencia, el más allá, el paraíso: el lugar del perpetuo disfrute del placer. ¿Pero por qué el placer no puede ser permanente? Ya he dicho que la persistencia es exactamente lo contrario del placer. El placer debe ser puntual si quiere ser efectivo, la zanahoria inalcanzable  siempre anhelada y jamás alcanzada. LLamaré orgasmo al mecanismo del placer. Reproduce el mecanismo biológico que utilizan las neuronas para comunicarse: el mecanismo de disparo. Aunque se conoce el exacto funcionamiento de este mecanismo de disparo (y de recarga) no entraré en él. Lo describiré simplemente. Un arma de fuego dispone de un mecanismo de impulsión del proyectil que contiene una gran cantidad energía potencial (la pólvora) que puede ser liberado instantáneamente (el disparo), por la percusión de la pólvora para que explote, liberando toda esa energía e impulsando la bala. No es diferente del mecanismo de cualquier arma lanzada manualmente (lanza, flecha, onda, tirachinas) en la que la energía potencial está almacenada en el músculo y trasmitida al proyectil en un movimiento instantáneo y violento. Teniendo en cuenta que el arma de fuego se activa por la percusión del martillo, que hace explotar la pólvora que a su vez activa la masa crítica de la bomba atómica que a su vez activa el disparo de la bomba de hidrógeno podemos decir que el mecanismo de disparo es universal. Mucha energía concentrada en un periodo de tiempo mínimo. Pero en cualquier caso el efecto no se puede mantener en el tiempo: una vez efectuado el disparo se requiere la recarga para ser disparado de nuevo. Los disparos pueden sucederse a gran velocidad (ametralladora) pero requieren siempre la recarga (en el caso de la ametralladora le reposición de otro mecanismo de disparo, otro proyectil). Los dos elementos imprescindibles en el mecanismo de disparo son: una descarga de mucha energía en poco tiempo y la necesidad de reiniciar el proceso mediante la recarga. El placer no sería sino la acumulación de múltiples sensaciones en un lapso de tiempo muy pequeño. Lo que produce la gratificación es la gran cantidad de pequeñas satisfacciones acumuladas. Ahora es evidente porque se llama orgasmo. Lo raro es que la sinapsis no haya recibido también este nombre. Quizás porque hemos guardado el nombre de disparo para las armas y el de orgasmo para el sexo.

 

El orgasmo puede también ser entendido como un mecanismo de desatasco: el estornudo, la tos,  el eructo, la micción urinaria, la defecación, la risa, la eyaculación, -siempre en relación con un conducto en el que se ha acumulado algo que lo obstruye. Como haríamos con una tubería atascada, la liberación de una gran cantidad de energía propulsora desatasca el conducto, lo despeja para que sea utilizado con normalidad… hasta que se atasque de nuevo y vuelva a ser desatascado con la consiguiente sensación de alivio (el placer). Aquí el pacer se confunde entre la liberación instantánea de energía y el alivio. El orgasmo masculino y femenino establecen la diferencia entre estos dos tipos de orgasmo con emisión de materia o exclusivamente energéticos (es decir con emisión de energía inmaterial). Aplicando la metafísica podríamos decir que unos son materiales y los otros espirituales. También queda claro que solo pueden ser recargados a gran velocidad los inmateriales (los otros dependen de la materia objeto de emisión que debe ser repuesta), son los orgasmos múltiples. Así volvemos a la cuestión del reforzamiento del impulso reproductor mediante el placer. En ambos géneros el premio de placer es el premio gordo. Este refuerzo se beneficia especialmente del placer como mecanismo de disparo y recarga, pues el deseo sexual no se aplaca nunca, se estropea la maquinaria pero no el deseo. Ni que decir tiene que para los controladores de la felicidad terrena (políticos) y celestial (religiosos) el orgasmo sexual es una catástrofe ¿Qué felicidad se puede oponer a la felicidad sexual? Tan fácil de obtener y tantas veces. Unos y otros resolvieron esta competencia imbatible regulando con castigos su uso y disfrute: la moral. Unos y otros lo regularon y lo penalizaron: como delito (el adulterio, pero también la violación) y como pecado (el adulterio, pero también las perversiones). Para los anglosajones el adulterio se “comete”. Si no fuera por el malditismo al que esos estamentos sometieron a todo lo relativo al sexo (hoy los religiosos y la ultraderecha califican la educación sexual de práctica inmoral) el condón y la píldora sería consideradas, al lado de la rueda, como inventos esenciales. Pero la represión también va por barrios: la mujer fue doblemente reprimida (por políticos y religiosos, y por los hombres). Semejante concentración de represores es la causa probable de que aun existan la prostitución organizada y la pornografía desigualitaria. 

 

Incluir la risa entre estos mecanismos no es ocioso y nos reconecta con la idea ya citada del humor como excepción metafísica. Podríamos pensar el humor como producido por un atasco en el proceso de la comprensión.  Las conexiones neuronales no encuentran la solución al enigma que supone el humor y como si a una bicicleta se le hubiera salido la cadena requiere de un mecanismo de restauración de un bucle sináptico redundante que no tiene salida. Y lo requiere exterior al mecanismo de descarga sináptica que ha entrado en bucle. El desatascador es una reflexión distinta a la que ha entrado en bucle, una que dice: “no es información cognitiva sino recreativa, no va en serio, es de solución imposible”. Pero la energía acumulada se ha quedado ahí atascada, acumulada sin encontrar la (re)solución natural y debe ser disipada: la risa, el acceso de risa incontenible. Si la risa es orgásmica no es difícil ver porque es tan gratificante. El humor es la actividad que mete a las neuronas en disparaderos imposibles, en bucles irresolubles, acumulando posibles disparos en bucle, hasta que se produce el disparo desde el exterior. No explica todos los tipos de humor (se ciñe al humor absurdo) pero nos proporciona un modelo: la risa sería un procedimiento de resolución de atascos neuronales que el “diablo de la metafísica” (primo-hermano del de Maxwell) ha provocado. El orgasmo es la risa, no el humor (que es el atasco). Volvemos a encontrar por qué políticos, religiosos y jueces odian el humor. Produce una gratificación fuera de los circuitos de felicidad controlados por ellos y que consideran inadmisible. Y además suelen ser ellos los destinatarios de las puyas. ¿Justicia poética? El amor y el juego entrarían también en este esquema del orgasmo, de la gratificación extraordinaria. El primero por su conexión con el sexo y el segundo por su utilización del disparo neuronal por caminos no conectados con la realidad, ajenos a lo útil.  Desde la caracterización de la felicidad como el ideal del deseo perenne, podemos explicar el candor. El candor es fe (y por tanto irracional y antimetafísico). Extrae la verdad de la razón y la sitúa en ciertas personas y en ciertas situaciones topólogicas. El candor es el mecanismo de un mundo en el que todo el mundo es bueno, un mundo ideal, irreal, un mundo deseado. La felicidad no se obtiene por el ideal del orgasmo (el placer perenne) sino porque hemos cambiado el mundo real por un mundo ideal, deseado.

 

La depresión lo “empuja hacia abajo” todo, y por lo tanto el humor, el amor, el juego, el candor. Todos los recursos antimetafísicos capaces de restablecer la irracionalidad que la metafísica ha dictado. La depresión es lo contrario de la felicidad, de la premisa universal del placer. Ello hace que el recurso al  motor del placer sea constante, pero sin deseo, como solución racional, como parche. La depresión es un estado de necesidad y por tanto no puede ser sino taponada, satisfecha pero sin ninguna gratificación accesoria. ¿inhiben los estados de necesidad, los estados de gratificación? es posible. Puede ser que hasta que la necesidad es satisfecha no se puede acceder a la gratificación. ¿Pero cuál sería esa  necesidad que conlleva la depresión?: el futuro. La depresión es una enfermedad de la motivación, del impulso para vivir, porque nada en el futuro es apetecible. Si el futuro no existe el presente se vuelve pasado, conocido, aburrido. ¿por qué se echa mano de las drogas? Porque son indicadores de la gratificación y parece que recuperando la gratificación se recupera el ideal, la felicidad. Pero no es así. El plus de gratificación no se produce y deja el vacío del fracaso (uno más) como huella. La solución parece fácil: reencontrar la motivación, el deseo de vivir, de futuro. Pero el deseo no se repara: o somos capaces de generarlo o… nada. Etimológicamente deprimido significa hundido o presionado (pres)  hacia abajo (de). Algo nos pone el pie en la cabeza, como a aquel fenómeno de una de las primeras emision de Gran Hermano.  Es esta una visión de como podrían relacionarse y funcionar el deseo, el placer, la felicidad, el humor, el amor, el candor y el juego (los cuatro recursos antimetafísicos, la depresión, la motivación, la necesidad… pero hay otras. Porque no necesariamente una debe ser la buena, ya que ese calificativo la arroja al campo de la moral, sobre de la que -como mecanismo de control- ya hemos hablado. Una solución no solo funciona porque es la buena. Funciona porque una mala solución es mejor que nada (lo que, por cierto, es el discurso de la dictadura en referencia a la anarquía). Es un placebo. El convencimiento de que conocer un problema (diagnosticarlo) es haber empezado la curación, cuando lo que empieza la curación es enfrentarse a su realidad, sus causa, sus motivos… vivir. ¡Si eres capaz de tener un orgasmo con un estornudo… todo es posible!

 

El desgarrado. Julio 2024.




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