» 22-04-2020

Urbanismo 16-2. El templo.

El templo es un teletransportador espacial que pone al hombre en contacto con la divinidad. Es la trascendencia hecha dispositivo. Su magnificencia es evidente: digna de dios. Su altura debe ser adecuada al señor al que sirve. Su riqueza ilimitada. Los diezmos (la décima parte de lo que tienen los fieles) y las primicias (lo primero de los frutos de la tierra, de los frutos de la caza, de los frutos del matrimonio, etc.) serán para el templo a modo de impuestos voluntarios. Sabiamente administrados por los sacerdotes los bienes de los templos crecerán exponencialmente dando lugar a almacenes, graneros y propiedades obtenidas por dádivas y herencias, y sobre todo a la idea de excedentes que posteriormente fundarán la gloria del soberano. La actual construcción de la Sagrada Familia de Barcelona o la reciente de la catedral de LA, nos hablan de que el templo (cuya primera aparición conocida data de hace 12.000 años en Gobeky Tepe, en Turkía), es un dispositivo permanente.

 

El templo es el primer banco: los fieles depositan sus impuestos voluntarios y el templo los redistribuye en caso de extrema necesidad creando la institución de la caridad. En el caso de la Iglesia católica se instituye además la prohibición de la usura (para evitar abusos) que dará lugar a la riqueza como posesión sospechosa. Pero también para mayor gloria y desarrollo de la Iglesia luterana que despenaliza la riqueza y la usura creando el capitalismo (Weber). Con ello quiero destacar que el templo no solo es un dispositivo de conexión con la divinidad sino que se extiende a funciones económicas y sociales que alcanzarán el calvinismo y la Banca ambrosiana. Las posesiones de la Iglesia llegaron a ser tan peligrosas para el poder que se procedió históricamente a la desamortización (la confiscación de sus bienes considerados ya amortizados). En la actualidad, con motivo de exención del impuesto de bienes inmuebles (IBI) realizada por el PP a la Iglesia, se han hecho públicas las ingentes posesiones de ésta que bien merecerían otra amortización.

 

De las tres religiones monoteistas, dos (el judaismo y el Islam) son anicónicas y solo la cristiana es parcialmente icónica (muchas iglesias reformadas son también anicónicas). Pero renunciar a las representaciones de los dioses y de sus profetas (santos) no quiere decir renunciar al arte. En la plástica florece el arte geométrico de las cenefas y las orlas aunque la escultura desaparece. Pero la arquitectura es la que se queda con la parte del león. Los templos dominan el paisaje urbano. La desaparición de las representaciones hace que estas religiones sean altamente abstractas a la vez que parvamente simbólicas. Ello hace que los textos sagrados cobren una importancia preponderante, en el caso del Islam invadiendo la esfera laica y elevando a sus exégetas a la categoría de jueces. En el caso del Judaismo con un grado de complejidad tan alto que los exégetas (rabinos) se sitúan en la categoría de intelectuales. Las iglesias cristianas reformadas sustituyen la representación plástica por la representación musical (popular) lo que en el Islam se evidencia en la rama sufí.

 

Es difícil separar el templo de la casta sacerdotal que lo sirve y que vive de él. Tan grande es su poder que han originado las sectas, a su imagen y semejanza, pero en las que la cuestión económica es absolutamente preponderante sobre la religiosa (en el caso de que no sea así en las iglesias oficiales). En el cristianismo los templos se llaman iglesias para remarcar la identificación. Pero -probablemente debido a todas estas cuestiones circunstanciales- el templo se ha convertido en un dispositivo arquitectónico de trascendencia universal en el tiempo y en el espacio.

 

La historia de la arquitectura podría ser la historia de la arquitectura religiosa, tan grande es su presencia. En Occidente el románico y el gótico son apabullantes y el barroco y el movimiento moderno no le van a la zaga. No son fáciles de analizar porque la arquitectura no lo es. La arquitectura solo puede ser comprendida desde la trascendencia y los templos escenifican la trascendencia meridianamente. Trascender la vida terrena y asomarse a la vida  celestial, el más allá. La trascendencia pura. Templo y cementerio (de lujo), el templo aúna los dos aspectos fundamentales de la trascendencia. Cuando el gótico reúne la tecnología suficiente se remonta hacia el cielo con una majestuosidad incomparable. En Barcelona está prohibido que ningún edificio sobrepase los 120 m de altura, muy por debajo de los 180 metros que tendrá la Sagrada familia. La trascendencia está asegurada.

 

El desgarrado Abril 2020.




Published comments

    Add your comment


    I accept the terms and conditions of this web site