» 06-02-2020

Visto y oído 45. Pa giñados (página dos).

Veo Página dos, magazine literario de la dos. Me sorprende (negativamente). Todo es literatura descriptiva de la que era habitual en los inicios del pasado siglo. Caben dos posibilidades: o no hay otra o es lo que vende. Pero hay otra cosa sorprendente. Parece que lo saben. El programa se estructura como si de nueva literatura se tratara: síncopa, yuxtaposición, microrrelatos, nimiedades (partículas diría V. Wolf). ¿Cosas antiguas con nuevo lenguaje? Esa es precisamente la sensación que ese programa da. Es evidente que la literatura que vende no es precisamente la más progresista. Es evidente, también que la dictadura de los best sellers (es decir lo que la muchedumbre es capaz de deglutir: populismo literario) es feroz. Pero ¿es lo que tiene que hacer un programa cultural? o dicho de otra manera ¿un programa cultural es lo mismo que un programa populista-publicitario?

 

Vilamatas o Banville practican hoy la literatura contemporánea que iniciaron Flaubert, Conrad, Wolf, Joice, etc. No solo la plástica ha cambiado. También ha cambiado la literatura. La misma resistencia que existe respecto a la nueva plástica existe respecto a la nueva literatura. No voy a decir que la antigua sensibilidad, en uno y otro caso sean desdeñables. Lo nuevo no quiere barrer a lo viejo. Simplemente marca el nuevo rumbo. Y no estamos hablando de algo que ocurrió hace cuatro días. Estamos hablando de lo que ocurrió hace siglo y medio. Está bien leer a los clásicos, pero entender por modernos a los que siguen con las normas de hace siglo y medio ya es pasarse. La literatura de best seller, solo puede hoy ser tildada como literatura del corazón o de aventuras, pero en ningún caso como literatura actual. Y sobre todo no puede considerarse arte. Por tanto un programa sobre literatura no puede centrarse en esa marginalidad que hoy, no tiene culturalmente sentido.

 

Es importante leer. Lo sabemos. La presión de la imagen se ha convertido en insoportable. Pero ¿justifica esa presión que bajemos el nivel hasta el culebrón o hasta la telenovela? Cuando los hornos de pan se hacen obsoletos por la presión de la modernidad surgen las boutiques del pan. La presión hace que la calidad mejore (aunque disminuya la cantidad). No es ese el caso de la literatura que ha decidido bajar la calidad para que la función de leer perviva.  Rowling demostró que si los niños no leen es por que no se les ofrece la calidad que necesitan. No estamos hablando de niños (aunque es evidente que en la crisis de la lectura deberíamos hablar, y mucho de ellos), estamos hablando de adultos y nuestra respuesta a una crisis de lectura es: leed mierda, pero leed. Es una opción (comercial), pero no es la opción que debería ensayar un programa cultural. Comprendo la presión de la audiencia. Solo os ven los consumidores de best sellers. Pero qué queréis que os diga: no es el camino. Si, para sobrevivir, pero no para fomentar la lectura.

 

Hace muchos años que deberíais haber optado por el camino difícil, el de explicar que la literatura ha cambiado porque el mundo ha cambiado. Lo que en la plástica es evidente en la literatura lo es menos. La prueba es todos esos literatos que periódicamente patalean en los medios contra la plástica más moderna (Monzó, Trapiello). Son la muestra más patente de que no se han enterado que esa transformación también ha ocurrido en la literatura. Mientras la propia academia no se entere de lo que pasa los cambios serán imposibles. El siglo XIX nos trajo una revolución en la estética y eso afecta a todas las artes. Ya nunca se volverá a pintar, esculpir, escribir, edificar, escenificar, hacer música, bailar… igual. Somos hijos de nuestro tiempo y a él nos debemos. No lograremos nada escondiéndonos. Solo podemos presentarle cara y defender lo que nuestro tiempo nos ha dado. Lo que se vende en literatura es equivalente a esos cuadros del corte inglés de ciervos heridos en paisajes idílicos y cazadores apuestos: basura (por no citar lo comercial de otras “artes” como la música u otras).

 

En fin, que un programa cultural debe ser eso, cultural y no lo que Adorno denunció hace 75 años: industria cultural. La dos es una empresa difícil entre la pinza de la uno, dependiente del gobierno y esa endeble entente de la cultura. Sin embargo las noticias dos han conseguido cierta independencia ( a juzgar por su solvencia). No estaría de más que página dos dejara de ser pa giñados.

 

El desgarrado. Febrero 2020.




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