» 18-06-2020

Visto y oído 49. “The loudest voice” 2019. Miniserie (7) de Showtime, protagonizada por Rusell Crowe y Naomi Wats. El sexto episodio dirigido por Stephen Frears. Emitida por AXN la semana pasada. Disponible en Netflix.

The loudest voice narra como Roger Ailes convirtió la cadena de noticias 24h. FOX en la más influyente (la de mayor peso) en USA. Cabronadas aparte (que hay muchas, sobre todo para las mujeres y los periodistas honrados) es la historia del último tramo de la conversión de las noticas en espectáculo tal como anunció Dabord y narró Lipovetsky. Ailes, un tipo siempre relacionado con la política y con el sexo dominante, nos muestra como -por nuestro bien- las noticias se convierten en en una manipulación perpetua del electorado y de la audiencia. La serie lo sitúa como un tipo que está convencido de que su manera de hacer las cosas es la correcta. El perfecto macho, arrogante y seguro de sí mismo que ejerce de dominador de hombres y mujeres, sabe poner el culo a los políticos (a los que desprecia) y se mueve de maravilla en los ambientes financieros. Solo hace falte decir que su jefe es Murdoch, para darse cuenta de su habilidad.

 

La trama sexual es importante, porque nos enfrenta al “Mee too”. Las mujeres son carnaza para este tipo de tipos. No solo se les dice como tienen que hacer su trabajo sino que se les encomiendan “trabajos” para llevarse a casa… o al hotel. Pero contrasta con la imagen de un hombre de familia, religioso (excepto el sexto) preocupado por la educación de su hijo, el respeto (adulterios aparte) a su mujer y la idea de una política que solo puede ser llamada democrática por el título. Posee la verdad y ejerce como tal. Déspota descomunal sabe como manejar a sus súbditos por el dinero y por la intimidación, controla los medios y camela a los políticos, pero con una intuición casi metafísica para entender quién puede ser un personaje (Trump). No es el planteamiento maniqueo de Scott (para el que la moral es indescifrable) pero traza un perfil, en el que, a pesar de que la gran parte son sombras, no dejan de aparecer destellos de luz, de “su” luz.

 

Pero lo importante no es el tipo, por deslumbrante que lo haga aparecer Crowe. Lo importante es el contexto. El periodismo ya no es información sino manipulación. Bajo la fórmula de que se da a la audiencia lo que quiere oír, se la manipula para que opine, comente y vote lo que el gurú quiere. Somos marionetas en manos de hábiles titiriteros. Probablemente esa verdad ha trascendido (de manera misteriosa) al inconsciente colectivo y ya nadie se cree nada, pero probablemente las noticias ya no hablan a nuestro consciente sino a nuestro subconsciente. Los bulos no solo se orquestan, también se producen en la falta de atención, concreción, ambigüedad, y mala intención de las noticas pilladas al vuelo. Frente a las fábulas sobre periodistas honrados u honradísmos (Todos los hombres del presidente, Spotlight) esta película nos habla de la corrupción del periodismo a gran escala. De la mano de gentuza como Murdoch o Berlusconi pero operada por periodistas “avida dollars”. La secretaria de Ailes cobraba más de dos millones $ al año. Ciertas lealtades están más que cantadas.

 

Con el habitual retraso horario (epocal) que nos caracteriza, nuestra política y nuestros periodistas empiezan a embarcarse en esas audacias que, hasta ahora, eran exclusivamente modelos foráneos. El trío de la bencina: Marhuenda, Inda y Clavé manipulan las noticias para servir a sus amos políticos. Intoxican la opinión pública desde cadenas como la Sexta para la que la información es exclusivamente un negocio (como para Ailes), lo que no les aparta de su camino político-capitalista enmascarados en un gran plantel de periodistas de raza, pero que no dudan en cacarear su independencia. Cuando las noticias se convierten en espectáculo (y en la Sexta los son) ya no es posible informar, solo es posible entretener. Trump o Putin son entretenimientos. Su calidad histriónica está muy por encima de su  calidad política o moral. No son políticos son actores. Aquel transvase que inició Reagan, da ahora sus mejores frutos. ¡Atención. Enciendan las noticias. El espectáculo va a empezar! Hoy mataremos en directo a un negro o impulsaremos un linchamiento. El espectáculo continúa.

 

El desgarrado




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