» 26-03-2021 |
Los problemas mileniales de las chicas (Una mulata y dos blancas; una lesbiana y dos heteros) empiezan por el amor, la apariencia (la ropa), el trabajo (en una revista femenina), el ocio (salir, beber, ligar), la inmersión en las redes sociales (y sus trampas), y moderadamente los problemas sociales habituales de la época (religión, corrección, abusos, política, familia, stress mental, transexualidad, deporte, libertad, raza, etc.). Todo ello enfocado desde el feminismo light. Su amistad (que se forjó en el trabajo… su primer trabajo, para ser exactos) y el espíritu de los mosqueteros se escenifica en sus reuniones en el ropero en la que se apoyan de forma inquebrantable. Y por supuesto no faltan las incoherencias. Visten como modelos con sueldos de mierda, gastan en ocio como play girls (beben como cosacas), todo el mundo es bueno y adora a las chicas. Por supuesto el capitalismo no es un problema. Sobre todo los novios parecen salidos del catecismo. Son abiertas sexualmente a la par que románticas y fieles (aunque una de ellas llega a los 25 años sin haber catado el orgasmo) lo que es difícilmente asimilable. Los personajes secundarios son poco interesantes excepto la directora de la revista que es una auténtica madre para las chicas. Pero entre los personajes terciarios hay caracteres potentes debido quizás a que son personajes reales. El humor es inexistente.
La serie es la continuación de las revistas femeninas progresistas que aparecieron en el último tercio del SXX abiertas al sexo, los métodos anticonceptivos, el autoconocimiento del cuerpo y de la sexualidad, la moda y sobre todo la modernidad sin tocar el feminismo militante. Lo que podría llamarse: la mujer moderna. Todas las mujeres de la serie se declaran extasiadas por la revista que prácticamente les ha salvado la vida. Es evidente que la sensibilidad feminista no militante ha subido exponencialmente en estos años lo que la convierte en el colectivo femenino más importante para el consumo y para la política. Ese oportunismo es lo más sospechoso de la serie, como lo fue de las revistas que la inspiran. La nula referencia al feminismo militante (sin el que las mujeres no estarían donde están) es también sospechoso… aunque solo sea una forma de esquivar etiquetas.
Querría aquí hacer una distinción entre empoderamiento y emancipación. Las chicas están consideradas, pero sus sueldos no están en consonancia con el aprecio que les muestran sus jefes. El empoderamiento tiene que ver con la igualdad y ésta es desigual. Pueden beber, ligar, joder, salir, como los hombres pero no cobran salarios parejos, ni se reparten las tareas de la casa de forma equitativa, ni están igual de seguras en las calles. Desgraciadamente las mujeres se igualan a los hombres en lo que a estos les conviene pero no en todo. Beber como los hombres (o ser minero) no es lograr la autonomía puesto que dependes del alcohol o de la mina. La autonomía que exige la emancipación está lejos de alcanzarse. La mayoría de las veces es por el techo de cristal pero en algunos casos es por por cuestiones de carácter de género. Las mujeres son poco dadas a hablar de su intimidad sexual y eso entorpece las relaciones, pero no tiene fácil solución porque las mujeres son así (de momento, pues su plasticidad mental es superior). Las mujeres son dadas a cuidar y acaban cuidando de todo, ante la calculada inutilidad de los hombres. Y ese cuidado no es recíproco porque entienden que su independencia pasa por rechazar la ayuda de los hombres. Encontrar el equilibrio entre empoderamiento y autonomía no parece fácil y probablemente será una tarea conjunta en la que la familia, la tradición y los usos sociales, están en contra. Para una parte del feminismo (que no es el de la serie, lo que necesitan las mujeres no es igualdad, sino libertad).
El mensaje más evidente es: “las chicas deben ayudarse entre ellas a muerte y las mayores deben ser un referente para las jóvenes generaciones”. Lo peor: la irrealidad de cuento de hadas, el sorteo de los problemas difíciles y el tono sensibilero (lacrimógeno) que se compadece mal con la imagen de chicas fuertes y resueltas que dan las chicas, aunque podría ser una alternativa a los guiones “racionales” (masculinos) en beneficio de una articulación más emotiva. En pocas palabras: religión laica… lo que no la exime de ser distraída y llevadera. Una serie hecha por mujeres para mujeres pero de la que podemos aprender los hombres. Que así sea.
El desgarrado. Marzo 2021.