» 09-07-2021

Visto y oído 68. “Magnolia” versus “La dolce vita”.

He re-visto ambas películas con poco lapso de tiempo y la sensación de identidad no me sale de la mente. Las separan cincuenta años y sin embargo,  son estructuralmente iguales. Manovich definió los nuevos medios (digitales) como un equilibrio entre la base de datos y la narración. Pero no dejó de evidenciar que eso no era privativo de los nuevos medios. Los “antiguos”, los analógicos, ya lo mostraban. ¿Qué quiere decir eso de bases de datos y narración? Dicho mal y pronto yuxtaposición frente a relaciones necesarias. Como siempre, eso requiere una explicación previa. Y como siempre esa explicación involucra a la metafísica.

 

Como sin duda recordaréis la metafísica es un sistema de pensamiento que se basa en unos pocos principios pero poderosos: la lógica como base de las relaciones necesarias, la cantidad como verdad inalienable, el concepto como explicación del mundo y la igualdad como aglutinador y como meta. La metafísica no contempla la narración pero la anida.  No acaba ahí. La metafísica se sustenta por un sistema de acceder a la verdad que es la abstracción: extraer de múltiples ejemplos su esencia, lo que los une a todos. ¿Que es la verdad? la verdad es el conocimiento del mundo. Lo que pretende el cerebro (metonimia) del mono loco es comprender el universo. La metafísica pretende más la seguridad (las relaciones necesarias) que la verdad. Solo existe una verdad y es el conocimiento cabal del universo.

 

¿Que es una base de datos? una colección de datos no ordenada, no estructurada, no implicada (¿libre?). Un listado, una colección aleatoria de cualquier relación vinculante. ¿Que es una narración? El establecimiento de relaciones necesarias entre esos elementos libres, su vinculación, su sometimiento a un pensamiento que quiere dominar el mundo. Como diría la física cuántica es el colapso de la función de onda (aleatoria). Dice Manovich que la narración es una trayectoria definida, electiva, voluntaria entre los miles de posibilidades de la base de datos. Pero no estamos en los pares de oposición metafísicas excluyentes (bueno/malo). Entre la base de datos y la narración todos los gradientes son posibles. Si la probabilidad desgrana la verdad entre la verdad y la falsedad, en tantos por ciento, con la base de datos y la narración pasa lo mismo. Nada es verdad o es mentira. Pero -reflexiones aparte- la cuestión es que hay dos formas de narración… y de verdad: la base de datos y la narración, la yuxtaposición y las relaciones necesarias.

 

No es difícil insistir en que nuestro cerebro exige las relaciones necesarias (por aquello de la la supervivencia), pero eso no excluye las relaciones aleatorias, contingentes. Pero el cine no es la vida. No tiene por qué atenerse a las relaciones necesarias. Y el cine (comercial) del que vamos a hablar ha escogido la base datos sobre la narración. “La dolce vita” nos desgrana una serie de cuadros inconexos de una pretendida dolce vita. Evidentemente es una parodia. Trata -de manera moralista - de que reparemos en que esa “vita” no es la aspirable, la soñable, el sueño americano o el nirvana budista. Cada cuadro es absolutamente disjunto con los otros, no hay narración. Solo hay un hilo conductor: el periodista, fracasado como literato. Pero ese no es el tema. Mastroini es un títere que el director utiliza como hilo conductor sin reparar en su sufrimiento como autor frustrado -que para nada interesa al director-. Lo que le interesa es ese cuadro de absurdidad y sin sentido que rige el mundo. Creo que Brecht le llamó la extrañeza y sobre la que Benjamin escribió largo y tendido.

 

“Magnolia”, hace exactamente lo mismo pero en vez de cuadros nos propone personajes. El hilo conductor (en este caso reducido a la inanidad) es el moribundo (¿metáfora?). Los cuadros son situaciones personales que proponen monólogos para que los actores se luzcan (menos Moore, que fracasa). Bien. Estamos en una película sin guión, de yuxtaposición de historias inconexas excepto por una relación traída por los pelos. Monólogos desparejados que el director quiere vendernos como un conjunto. El moribundo no da para tanto. Y, para que nos vamos a engañar, los monologuistas son demasiado buenos (moralmente) para ser creíbles. Pero ambos coinciden en la absurdidad de la vida. Cuando no hay guión prevalece la evidencia: la vida no tiene sentido.

 

Hay algo que recorre la diferencia entre ambos film. “La doce vita” es creíble y “Magnolia” no. Magnolia es un ejercicio de estilo y la dolce vita una película. Así son las cosas.

 

El desgarrado. Julio 2021.




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