Goya nos advirtió que el sueño de la razón produce monstruos pero ¿qué produce la memoria? Si nos apartamos de la posición autocomplaciente de recordar solo lo gratificante, lo políticamente correcto, el resultado es demoledor. La sociedad humana es una jauría de locos que no han dudado en matar, torturar, reprimir, anular, zaherir y en general abusar de cualquier tipo de posición dominante para sojuzgar, aterrorizar y sodomizar a quien se pusiera a tiro. Maquillamos la memoria “olvidando” lo siniestro de lo positivo. Nos callamos discretamente sobre el baúl de ocultismo que nos legó Newton, la locura de Nietszche, el nazismo de Sröedinger. Los crímenes de Althuser. Los pactos de suicidio, las cobayas humanas, etc. Interferimos en otras culturas evitando las prácticas (ablación, lapidación, ejecuciones públicas, linchamientos, etc.) que nos recuerdan (de hecho nos patentizan) nuestras propias prácticas en el pasado. Prohibiéndoselo a ellos lo borramos de nuestro pasado. Frente a esa memoria de acceso aleatorio (RAM), informática. limpia, culta, occidental se abre paso la memoria RAN: EPOXI RAN, la memoria ofuscada por la inhalación de cola, la memoria que lejos de seleccionar, de separar el grano de la paja, lo que trata es de borrar el pasado, Dice Deleuze que los drogadictos no tienen pasado ni futuro, sólo tienen presente. La memoria del presente. Memoria Ran.