El gesto como metáfora de un comportamiento. Leves movimientos como trasmisores de intenciones y sentimientos que sólo tendrán sentido en un determinado entorno cultural y comunicacional.
Transitar entre las personas y las cosas; atravesar de una realidad a otra; la suma de miles de susurros conformando el grito que mueve el mundo; cada gesto mínimo como un instante irrepetible, sin tiempo, sin duración, porque en sí mismo constituye el flujo de la vida, el presente continuo.