Los dedos de las dos manos de un hombre, cuantifican una y otra vez; del cero al cinco del seis al diez, todas las combinaciones posibles.
La mezcla de diferentes voces en distintos idiomas, también repiten como en una salmodia la definición de hombre, creando un murmullo envolvente, donde el significado concreto de las palabras se deconstruye recuperando el valor del sonido.