La constitución quiso implantar el imperio de la ley, es decir que todo y todos están sometidos a la ley. Para muchos caciquillos esto es muy duro. ¿Para que sirve detentar el poder si luego está limitado por la ley? Precisamente la ley regula que ese caciquismo pueda ser controlado: que no se otorgen contratos a dedo, que se respeten los derechos de los ciudadanos y las minorías, que se actúe con justicia, que no se aplique la ley del embudo, que se respete el procedimiento, que se evite la inseguridad jurídica, etc. En caso de discrepancias en la aplicación de la ley se acude a los tribunales cuyos jueces y magistrados fallarán el caso en justicia o equidad. Para que el sistema funcione las leyes deben ser claras y precisas y los criterios de interpretación, fáciles y claros. Además las leyes se ajustan a una jerarquía normativa que hace que la ley mande sobre el reglamento y la ley orgánica sobre la ley; y una jerarquía cronológica que hace que la ley posterior mande sobre la anterior del mismo rango. Para facilitar este sistema de parcheo de la ley se utilizan los textos refundidos (que armonizan todos los parches en un todo coherente) y las tablas de vigencias (que informan de las leyes en vigor es decir que no han sido derogadas). Las leyes son el cometido del poder legislativo que reside en el parlamento. Todo este entramado resulta, a menudo, difícil, farragoso y engorroso.