HELLO MR HOCK, de Jordi Bernadó. La primera parte de la pieza transcurre con la pantalla en negro recogiendo la entrevista (?) con Ms. Hock: audio y subtítulos. Videoarte sin imagen. La segunda parte muestra una serie de “cuadros” en la biblioteca de Lloret en la que las figuras posan inmóviles, componiendo escenas del estilo de la fotografía compositiva. La cámara se desplaza en largos travelling laterales barriendo el espacio. Cine sin movimiento, ni audio. Pero movimiento forzado porque las figuras de los cuadros fingen la inmovilidad. Hay movimiento en ellas pero en potencia, acallado. El sueño del fotógrafo: acabar con el movimiento. En ese caso la primera parte sería el sueño del iconoclasta: un mundo sin imágenes, sólo voces, sólo escritura (¿Monacal?). Inmersos en un mundo audiovisual nos olvidamos de los orígenes y de los componentes. El cine tiene dos canales de imágenes visuales: las imágenes propiamente dichas y los títulos y subtítulos, y tres canales de imágenes acústicas: música, palabras y ruidos. En total, cinco canales de los que dos tienen que ver con el verbo (la palabra) y que, por tanto, participan de los dos campos del enunciado. El peso del audio (y la palabra) en la fórmula “audiovisual” es más que significativa.