El reino de la hipercultura: cosmopolitismo y civilización occidental. G Lipovetsky
La segunda globalización trae causa de fenómenos económicos, innovaciones tecnológicas y cambios geopolíticos. Pero también es una cultura: la cultura mundo. Estamos en el capitalismo de la cultura. Todo (marcas, objetos, moda, turismo...) adquiere una coloración cultural, incrustación de lo económico en lo cultural. Las contradicciones culturales del capitalismo , tantas veces denunciadas, explican menos la crisis que las lógicas del exceso (Burbujas inmobiliarias, despilfarro, exceso de crédito-riesgo, sobreabundancia de liquidez, aumento de la deuda, diferencias de salarios), excesos a los que hay que añadir: consumo bulímico, urbanismo tentacular, sobredosis comunicativa y publicitaria. La hipertrofia es el principio organizador de nuestra hipercultura. Frente a la cultura tradicional inmutable y la cultura elitista que ordenaban nuestras vidas, la cultura mundo no cesa de desorganizar (desterritorializar, desorientar) nuestro estar-en -el-mundo. Desaparecen los lastres colectivos y simbólicos. Frente al universal humanista un universalismo complejo y multidimensional en el que se entrecruzan: el mercado, el consumismo, la tecnociencia, la individuación, las industrias culturales y de comunicación. Nuestra relación con el mundo ha cambiado. Todo es más cercano y ocurre en menos tiempo. Tenemos una conciencia unitaria del globo.