» 2017-11-29 |
Señoras y señores 2. Naturaleza y cultura. Ordenar.
Hablar de diferencias suele conducir a hablar de jerarquías. Vamos a tratar de no hacerlo. El cerebro de la mujer no funciona igual que el del hombre porque sus cometidos biológicos son distintos. Pero ni mejor ni peor, distinto. Analizaremos una serie de peculiaridades que hacen distintos, a veces muy distintos, a la mujer y al hombre pero siempre desde la distinción y nunca desde la jerarquía. Hay que aclarar otra cosa. El cerebro humano es enormemente plástico. Es capaz de readaptarse a cualquier situación (¡incluso a la pérdida de una parte del mismo!). Ello quiere decir que no podamos hablar de un cerebro femenino y un cerebro masculino sino de unas zonas de confort en las que el pensamiento se siente a gusto. Salir de esa zona de confort es relativamente fácil pero siempre factible. No hay limitación para ninguno de los dos géneros para alcanzar la zona de confort del otro. Es más un problema de inercia, tendencial, que una imposibilidad. Una mujer puede ser un gran matemático y un hombre una gran madre pero no les apetece. Y eso nos lleva a la tercera cuestión. ¿Les ha parecido que matemático y madre no son equiparables? No lo son desde una jerarquía que han establecido los hombres secularmente, pero sí lo son. Probablemente a todos los niveles, es más complejo ser madre que ser matemático.
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