Continuamos con el análisis de “El odio a la democracia” de J. Rancière. Amorrortu. 2012 (200). En la segunda entrega vimos como Platón interpretó la democracia naciente en el tránsito entre el gobierno de la divinidad y el gobierno de la filiación y la riqueza. Esa democracia se fundamentó en su ausencia de fundamento. En la voz de los sin voz, en el gobierno de los que no están llamados a gobernar (ni llamados a ser gobernados, todo hay que decirlo). De esa situación insólita, surgen la democracia como complemento de la oligarquía, la política y la separación de ambas de la esfera de lo social y de la esfera del gobierno. Y entre todo, de la mano del gobierno de “cualquiera”, surge la igualdad, una misión imposible que todavía no ha conseguido consolidarse. En esta entrega veremos como la democracia ha evolucionado en la Europa occidental.