La guerra de los sexos, la incompatibilidad entre géneros, los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, el orden como diferencia, la resistencia de las mujeres a hablar de ciertos temas, la posición analítica frente a la sintética, el micropoder frente a la dominación, todo ello podría venir de la diferencia fundamental entre cuidado y confrontación de la que hemos visto que se deriva el cuidado de sí como transformación del sujeto frente a la producción de la obra que a su vez deriva en la tendencia de los hombres hacia la ciencia y el arte (producción de la obra) mientras la mujer se centra en la obra que es la creación de vida. Pero las diferencias no son tan radicales como para que cualquier mujer o cualquier hombre no pueda desligarse de sus afinidades electivas y cambiarse de bando, en todo o en parte. Quede claro que a pesar de que el hombre ha planteado siempre la posición de la mujer como inferior (al erigirse en paradigma de la igualdad: la mujer debe ser igual al hombre), su posiciones recíprocas no son comparables y ninguna es superior a la otra.