La política es la lucha entre los que detentan el poder y los que aspiran a ello. La política no es la interacción entre políticos y ciudadanos en aplicación de un saber político; esa interacción es la dominación, nunca ha sido otra cosa. La política es la interacción entre las distintas facciones del poder, los asentados y los aspirantes. Y eso no se manifiesta solo -como en la actualidad- en la guerra sucia de los partidos, sino que ha sido así históricamente. Tal como explica Platón las fuentes de legitimación del poder son: la cuna (la sangre), la fuerza, la sabiduría (experimental o teórica) y asombrosamente: el pueblo soberano. Estas fuentes de legitimación dan lugar a la monarquía/aristocracia, y si se distribuye entre la corte: la oligocracia. No nombra a Dios (la teocracia) porque el monoteismo no existía cuando el escribía, y el poder de los sacerdotes se diluía entre muchas facciones, pero a partir de su aparición, las grandes religiones fundan grandes imperios -a punta de espada- cuya teoría política es la palabra de Dios… como sigue ocurriendo con el Islam y el judaísmo/cristianismo. La fuerza da lugar a la dictadura, el gobierno de los guerreros, que pasan de defender al sistema a adueñarse de él. El saber da lugar al gobierno de los sabios, o de la teoría política, con la variante de la sabiduría ética (el gobierno de los hombres buenos), pero también al gobierno de los ancianos (el senado) asentado sobre la experiencia. El gobierno del pueblo es la anarquía, la negación de cualquier forma de gobierno (y de cualquier tipo de dominación), el no-gobierno, El enemigo de todas las formas de poder.