Para Aristóteles la felicidad es la ausencia de dolor. Se quita lo negativo y lo que queda es positivo por contraste. Creo que esperamos más que una ausencia. Esperamos gratificación (¿exceso de satisfacción?). La felicidad es primariamente la constatación de que las necesidades han sido cubiertas, es la paz que sigue a la desazón que provoca la necesidad, desazón necesaria para que el organismo se ponga en marcha en pos de la satisfacción. Es el taponamiento, la satisfacción de una carencia: hambre, sed, sexo, compañía, territorio, colaboración, caricias, ayuda. Así descrito podría avenirse con la conducta animal pero parece poco para definir el cuadro que se produce en los humanos. La animalidad de estas satisfacciones simples se constata por su ubicación en el cerebelo, un cerebro antiguo evolutivamente, anterior por lo menos a la corteza cingulada externa cuya misión parece ser coordinar los cerebros antiguos (hipófisis, hipocampo, amígdala, tallo cerebral, cerebelo, etc.): los cerebros reptil y mamífero y al córtex frontal específicamente humano, sede admitida del pensamiento racional. Y es en este último en donde esperamos encontrar la especificidad de la felicidad en los humanos. El córtex frontal es la superación del instinto, de la necesidad como motor del comportamiento. Analiza cada situación y decide cual es la acción adecuada. Las respuestas del instinto a los estímulos son estereotipadas, obligadas, involuntarias, esclavas.