» 2024-12-18 |
La 15-5 Legislatura. Ladran… luego cabalgamos.
Decía Twain que el socialismo era un tren en el que los pasajeros se había hecho con la locomotora. Lo decía en el sentido que los que han nacido para obedecer no pueden tomar las riendas. Es el enfoque habitual de los que detentan el poder y que -en un alarde de imaginación- justifican su misión por la ilegitimidad de los demás para desempeñarla. El conservadurismo es así. Pero hay otra manera de entender la frasecita: no es un problema de reparto de papeles: los que mandan y los que obedecen (la dominación) sino la incapacidad de los nacidos para obedecer de asumir funciones de mando (la falta de cuajo). No impotencia sino falta de costumbre. Es en ese sentido en el que me explico que la izquierda la cague siempre. Porque la estúpida derecha: nacida para mandar por la gracia de Dios, es incapaz de mostrase mejor en el mando que sus oponentes. Resumiendo ambos son inútiles para gobernar los unos por su incapacidad de mandar (el poder: siempre anhelado y nunca conseguido les enloquece) y los otros por su impotencia de hacerlo con un mínimo de coherencia y efectividad (solo saben gobernar para los suyos, a costa de los demás, es decir desde la desigualdad. Los unos pretenden hacerse con los mandos de la locomotora sin saberla gobernar y los otros solo son capaces de mantener a cada uno en el lugar que Dios les ha dado: sometidos a los que “naturalmente detentan el poder por la gracia de Dios. Es decir: mantener el tren en orden. El secreto de la antigua farsa.
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